07/01/2023
** Sobre la inevitabilidad del proceso **
Es posible que haya, por así decirlo “metas vitales” que nos empañan nuestros caminos. La meta de ser feliz, la meta de la claridad, la meta del conocimiento… Tenemos el anhelo de alcanzar, o el deseo de llegar, y qué bien. Pero que no sea a destajo, que no sea pisoteando el proceso, que no sea la meta por la meta, sino saborear ésta, precisamente por el proceso que se lleva a cabo.
Dice un poema de T.S Elliot que ¿dónde queda la vida que hemos perdido en vivir? Que, ¿dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
Y a mi me viene un poquito esto, que para alcanzar de forma imperiosa aquello, perdemos los matices, lo diminuto no por pequeño sino por esencial… lo que realmente asienta, lo que inevitablemente nos construye… ¿de qué nos sirve una cima sino es para vislumbrar lo andado? Dime sino es así...si no llegas a la cima de una montaña y lo primero que haces es suspirar con orgullo por llegar… ¿y no será que reconoces que llegas precisamente por haberlo recorrido? Imagina que te dejan por ejemplo con una avioneta en la punta de la montaña, imagínalo… y dime si la sensación sería la misma… ¿Y no es cierto que cuando llegas lo primero que haces es mirar abajo?
Pues todo eso que seguramente no lo observemos de forma tan consciente, habla del proceso y sus crudezas. Reivindicar el espacio de lo crudo no es regocijarnos en él, sino darle la posibilidad de habitar el hueco que ya ocupa, sin confrontarlo, que si afrontarlo y de mirarlo a ser posible con la mayor de las ternuras, porque de eso dependerá que ese hueco inevitable sea un espacio que te haga arder a ser un espacio que “simple y llanamente” duela.
Salud, 🍃
(Fotografía tomada en Suzhou, Shanghái, China)