12/11/2025
A los problemas hay que saber descuartizarlos.
Biopsiarlos, para poder entender de qué están formados.
Para poder conocer sus escenarios, sus guiones, sus excusas, sus juicios, corazas y lemas.
Al problema hay que amasarlo con estrategia.
Porque el problema en el fondo piensa, que si algo cambia, tal vez se forme un problema mayor.
El problema quiere protegerte para que no salgas de la jaula donde todo es seguro, pero no se puede volar muy alto.
El problema no conoce lo que hay más allá de la jaula.
El problema quiere que sobrevivas por encima de cualquier expectativa de crecimiento que pueda suponer un peligro.
El problema no quiere que mueran tus antiguas versiones.
Te quiere incambiable.
Defendiendo siempre las mismas luchas, argumentos y razones.
El problema no comprende que en este mundo tan cambiable, solo la apertura al cambio puede liberarte del desastre.
Pero el problema solo sabe deshacerse de sus resistencias cuando se le ofrece la seguridad necesaria para rendirse sin miedo.
Porque dejarse descuartizar requiere de la confianza que asegure, que de los pedazos resurgirá una versión más fuerte, segura y resiliente.
Al problema hay que amarlo para que te permita abrir sus puertas y atravesarlo sin miedo.
La psicoterapia se trata de este extraño arte de atravesar capas y transformarse.