03/09/2016
MIEDO A DECIDIR
Cada día tomamos decisiones. A cada momento. A veces somos más conscientes de ello, otras ni nos damos cuenta; unas son más banales, otras más trascendentales. Pero siempre estamos tomando decisiones. Y es que la vida nos obliga continuamente a elegir. Pero no por habitual, esta práctica sea más placentera. Todo lo contrario. Hay personas que tienen miedo a decidir, que sienten pánico ante la idea de tener que escoger. Y eso las puede llegar a incapacitar en su día a día, porque como asegura el psicólogo Giorgio Nardone en su último libro, El miedo a decidir , un día u otro nos tocará decidir.
Delegar la responsabilidad de elegir en otros, explica Nardone, es una de las tácticas que utilizan estas personas ante el pánico que experimentan frente a una elección. “Pero sólo eres libre cuando eres responsable de tus decisiones”, explica el psicólogo italiano a La Vanguardia. “Es un gesto de libertad diaria, pero la mayoría quiere menos responsabilidad, cuando en realidad, a mayor responsabilidad, mayor libertad”, remata. Giorgio Nardone.
Ante la toma de una decisión, hay cinco miedos, según Nardone, que pueden entrar a escena: el miedo a equivocarnos, a no estar a la altura, a exponerse al juicio de los demás, a perder el control y a la impopularidad. El primero es el más recurrente, quizás el más universal, y es que “queremos evitar el error”, esgrime este psicólogo. Mientras que tras el segundo puede esconderse una baja autoestima, o lo que vendría a ser lo mismo: la idea de no ser capaz “de tomar la mejor decisión”, como relata en el libro este especialista, creador de la Terapia Breve Estratégica y uno de los mayores exponentes de la llamada Escuela de Palo Alto.
El miedo a exponerse al juicio de los demás, como el de equivocarse, quizás sea uno de los más extendidos, aunque seguramente constituya uno de los más paradójicos. Y lo es por el simple hecho de que lo que piensen los demás de una persona trasciende al control de ésta. Es una utopía querer controlar los juicios de los otros, como lo es querer tener la certeza de que seremos capaces de controlar la nueva situación que se derive de la toma de una decisión. “Tenemos que acostumbrarnos a vivir con la probabilidad y no con la certeza, porque de ahí sólo partimos hacia la inseguridad y al bloqueo”.
Con respecto al miedo a la impopularidad, Nardone resume su punto de vista a través de una sentencia muy explícita: “Saberse amado es una necesidad primordial, pero la necesidad de sentirse amado por todos es su expresión disfuncional”. Al final todo se reduce a lo que hace ya más de 1.500 años sentenciaba el filósofo estoico Epicteto: “No son los hechos en sí los que perturban a los hombres, sino los juicios que los hombres formulan sobre los hechos”. Una idea, ésta, que Nardone remata en su libro citando a Ludwig Wittgenstein, quien aseguraba que “la realidad es el fruto del lenguaje que utilizamos para describirla”.