16/03/2020
Muévete. No te estanques. Colabora. El tiempo es comunitario. Si te sobra, compártelo. Ofrece apoyo. Ayuda.
Muévete todos los días, de manera cíclica. Estira tu práctica corporal a lo largo del día. Intégrala en tu rutina. Expresa. Sacude. Fortalece. Entrena. Libera. Suelta.
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Diferenciar nuestra energía en medio de este campo viral informático -biológico y/o tecnológico- es un tema de higiene, sí.
Una higiene corporal acompañada de una higiene mental, emocional y espiritual. Un proceso de integración enfocado en cuidar nuestra soberanía energética. Este proceso de integridad corporal es una comunión con nuestro cuerpo como la expresión material de nuestro espíritu. No hay disociación.
Cuidar nuestra energía implica tener claro nuestros límites. Reconocer nuestro propósito, nuestro lugar en este ciclo de caos. Un fortalecimiento, renovación y transformación de nuestras prácticas se revela imprescindible para darle dirección a nuestra energía, para sostener la intensidad energética del campo magnético del cambio que estamos viviendo.
No hay marcha atrás. Este es un nuevo tiempo. Nuestras prácticas son nuestro puente de adaptación de un tiempo a otro. Es un proceso creativo de sanación. Es un proceso de sanación creativo.
No solo estamos hablando del virus de la gripe viral 2020. Tampoco de las consecuencias de devastadoras que este secuestro del tiempo que vivimos (unos más que otras) tiene en las economías precarias, sean estas personales, familiares y/o comunitarias.
Hay algo perverso en querer convertir el sacrificio y el dolor en algo romántico cuando no nos toca de cerca. De ahí que el virus realmente peligroso es el virus de la realidad virtual. El virus de la información sin raíz, sin conexión con la verdad.
Es tiempo de poner consciencia (higiene) en las narrativas que consumimos, elegimos creer y propagamos. Si no lo sacamos, lo que entra se queda y nos hace suyo.
Nuestra mente está bajo el acecho de un tipo de propaganda muy sutil. Una tecnología de control mental que opera de manera subliminal nuestros deseos.
Nuestra práctica es el medio para recordar, sostener, cuidar nuestro campo magnético para revertir estas narrativas invasivas.
Una de las características del comportamiento de este virus 2020 es que se mueve rápido. Es por esta razón que esparcir nuestras prácticas corporales, creativas y devocionales a lo largo del día nos permite sostener nuestra energía. Es un tiempo que requiere atención plena y movimiento pleno.
De ahí que sea vital mover el cuerpo desde la conciencia de que estamos movilizando la tensión y el trauma que diariamente se activa en nuestro campo corporal, mental, emocional y energético.
No sabemos si lo que sentimos son hondas electromagnéticas o memorias ancestrales, pero este cambio que experimentamos a nivel global tiene un impacto en nuestro sistema nervioso, en nuestros tejidos, en nuestro cuerpo.
Lo que estamos viviendo es violento. No lo decoremos.
Usemos nuestro privilegio para hacernos más fuertes, más íntegros, más humildes y más generosos en este cambio. Al final la Gran Conjunción de Saturno y Plutón de lo que nos habla es de una redistribución del poder, de la energía y de los recursos.
Esta redistribución se da primero cuerpo adentro. ¿si no lo ocupamos, qué o quién lo ocupa?
Mover el agua. Mover los tejidos. Sentir la rigidez. Moverla.
La luna mengua en estos días, y hará conjunciones con todos los planetas en Capricornio; cruzará Acuario y Piscis (conectará con Mercurio y Neptuno) hasta su encuentro con el Sol en Aries, el 24 de marzo, día de la Luna nueva.
Estos próximos días del ciclo de la Luna, lo vamos a sentir todo más cerca, más íntimo, más personal. En resonancia con todo lo que se ha movido desde el inicio del año hasta ahora, necesitamos respirar. Tomar aliento. Integrar y digerir esta realidad.
Quienes tengamos buenos pulmones y acceso a aire puro, respiremos por quienes hoy se ahogan.
¿Será que esta imagen colectiva del ahogo es por el humo de los fuegos del 2019 en el etérico ? ¿o la voz del duelo por todo lo perdido?
Puede que la resonancia de ese duelo no reconocido, no elaborado, se presente a través de esta gripe humanitaria, esta falta de aliento colectivo.
Independientemente del origen -y la agenda- de este virus, está aquí. Ahora hace parte del consciente colectivo.
En el ámbito arte-terapéutico, le damos la bienvenida a lo extraño -a lo que emerge y nos da miedo. Lo interrogamos. ¿quién eres? ¿de dónde vienes? ¿qué mensaje tienes para mi?, le preguntamos.
A medida que la Luna mengua, a medida que Mercurio recorre los grados de su retrogradación en Piscis, no tengamos miedo de bucear. No tengamos miedo de movernos tejido adentro.
Mover el cuerpo, mover la mente, liberar lo que no es nuestro. El pasado se desprende. Hay mucho que soltar para abrazar este nuevo tiempo.
Mover el cuerpo lo hace más fuerte y más liviano. Un cuerpo cuidado hace el camino mucho más benevolente.
Estas son algunas guías de higiene creativa para tiempos de incertidumbre y confusión energética. A medida que la Luna mengua es propicio hacer preguntas, entrar en la cueva, hacer ayuno. Presentarnos a la iniciación. Cruzar los umbrales con nuestra práctica de higiene energética hecha.
Pueden ser unos días y semanas desafiantes. Nuestro cuerpo es clave para enraizar y no dejarnos llevar por las narrativas de los medios/miedos en las próximas semanas. Atentos y claros para -desde nuestra integridad- discernir.
Y recordar que a menudo la claridad emerge en lo más oscuro.
