16/12/2023
¿Cómo adormecer el monstruo de tu obesidad?
Es difícil encontrar patología que no sea más prevalente en personas con obesidad, ni patología cuya condición no empeore con la aparición de la obesidad. Y a pesar de la enorme extensión actual y constante crecimiento exponencial de la obesidad, a pesar de sus enormes implicaciones para la salud, calidad de vida y los riesgos de otras enfermedades y mortalidad, - sigue siendo la enfermedad más infratratada del mundo. Por suerte, cada vez se sabe más sobre todos sus aspectos y cada vez podemos ayudar más a los pacientes con esta compleja enfermedad.
Para escoger bien el tratamiento tenemos que hacer un buen diagnóstico. Se calcula que hay unos 60 tipos de obesidad, pero cada paciente es único, y por eso intentamos tener en cuenta todos los factores concebibles para elegir el tratamiento más idóneo.
Valoramos toda la historia personal y clínica de la persona, su estado actual de la salud, sus analíticas (aparte de la analítica general habitual hay algunos parámetros metabólicos que ayudan específicamente a entender el nivel de la afectación metabólica actual), medicamentos que toma, estado psicológico/emocional - y pasamos a hablar sobre los hábitos de comida (las costumbres, la logística familiar, los gustos, la sensación de hambre o ansiedad de comer ciertos alimentos, horarios, etc…), de actividad y de ejercicio físico. Posteriormente, realizamos la ecografía nutricional para valorar la composición corporal detallada: no es simplemente altura y peso; es saber cuánta grasa hay en el cuerpo, qué estructura tiene y cómo está repartida y cómo está el estado muscular (la cantidad, la estructura y la función). Al conocer todos estos parámetros ya imaginamos cual es el estado de la enfermedad actual y podemos hablar de las posibilidades de tratamiento.
El error más frecuente que cometen los pacientes es intentar curarse “vigilando” con la comida. Muchos de mis pacientes en la primera visita dicen desconcertados que ya “comen sano”, que van a caminar cada día y no entienden por qué pesan tanto. Realmente, una persona que antes no hacía ninguna actividad física, comía muchas “porquerías” y no se cuidaba en nada, al mejorar su estilo de vida probablemente mejorará un poco también su forma física, quizás también algún parámetro metabólico. Así que no es mala idea como tal, pero no equivale a un tratamiento de la obesidad. Si queremos avanzar, la mínima intervención imprescindible sería personalizar la dieta. Muchas veces eso implica poder comer incluso más que antes, ya que algunas restricciones autoimpuestas en lugar de ayudar perjudican al causar deficiencias. El cuerpo tiene mucha más facilidad de aumentar la cantidad de grasa que de bajarla, y al revés con el músculo☹. Entonces, una vez valoramos todas las necesidades según el caso en concreto, corregimos las deficiencias nutricionales, si hace falta – añadimos el/los suplementos necesarios (por ejemplo, proteínas específicas para proteger la musculatura mientras se pierde la grasa, o la vitamina D si falta, etc), ajustamos el ejercicio (muchas veces hay suficiente hacer incluso menos de lo que se hacía antes, pero de la manera específica que se necesite para el tratamiento idóneo) – es entonces cuando los resultados empiezan mejorar. En algunos casos ya desde el principio o más adelante, avanzado el tratamiento, se puede aplicar la farmacoterapia. Actualmente disponemos de muy buenos medicamentos que se pueden considerar como terapia sustitutiva, ya que imitan las moléculas que ya tenemos en el cuerpo y que en algunos casos de obesidad no se fabrican de manera suficiente en el propio cuerpo. En ningún caso los medicamentos se deberían utilizar sin personalizar la dosis ni sin terapia nutricional, ya que al quitar el hambre podrían reducir mucho el peso a costa de músculo si no se ingieren nutrientes que los protegen, - o causar otras deficiencias nutricionales.
El paso más allá en el tratamiento de la enfermedad sería cambiar la manera de funcionamiento corporal habitual induciendo una cetosis científicamente diseñada, como el Pnk. No estoy hablando de la dieta “keto” popular en internet (no recomendable), hablo de un diseño preciso de cetosis nutricional que asegura una rápida pérdida de grasa manteniendo/mejorando la estructura y función muscular, al mismo tiempo mejorando muchos de los parámetros metabólicos alterados debido a la enfermedad. Este tipo de cetosis se aplica de manera limitada en el tiempo, mientras buscamos una mejora rápida, y después se pasa a otro tipo de intervención nutricional, de ejercicio físico, suplementación, medicación – según el caso.
A partir de aquí también existen diferentes opciones de cirugía: tanto intervenciones endoscópicas (menos invasivas, con el resultado menor), como la cirugía metabólica de diferentes tipos. En ningún caso la cirugía será el único tratamiento. Tanto antes de la cirugía como después será preciso el tratamiento nutricional personalizado, suplementación y ejercicio físico adaptados de por vida.
En general aquí he hablado de como pasar de la fase activa de la enfermedad, de la obesidad “visible”, a la fase de remisión, “obesidad oculta”. El monstruo de la obesidad se queda en el cuerpo para siempre, y al llegar al objetivo de la remisión, nuestro objetivo es mantenerlo bien dormido. Para eso sirve el mantenimiento – durante el resto de la vida, en algunos casos supone más esfuerzo y en otros menos, pero no podemos bajar la guardia nunca. Al ser una enfermedad crónica siempre estará amenazando volver, y para evitar una recaída tendremos que estar siempre pendientes de actuar ante la primera señal del despertar del monstruo.
PronoKal Group España Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad- SEEDO