06/11/2025
Hay deseos que no nacen de la mente. Vienen sin avisar y se desatan...
Y cuando lo hacen, despiertan partes de ti que creías dormidas...
Hay mujeres que les excita que el otro sea dominante. Esa dominancia, respetuosa, consensuada y deseada, tiene una forma muy concreta de entrar en el cuerpo: te abre, te sacude, y te conecta con una fuerza que es tuya, pero que el otro activa...
Para muchas mujeres que sostenemos, cuidamos y llevamos mucha carga mental, sentimos un placer profundo en dejarnos llevar a veces...
En sentir unas manos que guían,
una mirada que contiene y desea,
una energía que dice:
“aquí no necesitas controlar nada”.
Una voz que surrurra lo que vamos a hacer...
No es sumisión.
No es dependencia.
No es baja autoestima.
Es confianza.
Es libertad.
Es dejar ir por un rato las responsabilidades.
Es ese lugar donde el cuerpo respira sin cargas
y el deseo se convierte en lenguaje.
Y sí, esa intensidad despierta lo más salvaje,
lo más magnético,
lo más vivo de nosotras...