19/12/2025
En el umbral del día más oscuro del año siento ese tironcito entre lo que ha sido y lo que empieza a nacer. Escuchando todo lo que trae un poco más de oscuridad en cada día.
Este año —como casi todos— ha tenido su trabajo: retos, incertidumbre, momentos de alegría y otros de una ternura inesperada. Y ahora, en este punto de giro colectivo, aparece una pausa natural. Un espacio para notar qué se está cerrando, qué necesita ser soltado y qué, aún sin forma, está reuniendo fuerza.
El solsticio de invierno me recuerda la importancia de aquietarnos. De escuchar más profundo. De quedarnos presente en el simple gesto de inhalar y exhalar. Este año me ha pedido encontrar estabilidad en la incertidumbre, confianza en las noticias regulares, compasión en medio del caos y fe en aquello que todavía no puedo ver.
En los próximos meses compartiré espacios —algunos cerca, otros lejos— para movernos, respirar, sentir y recordar lo que nos ancla. Cada vez menos hacer por hacer. Más volver: a la intención, a la acción clara, a la comunidad, a lo que de verdad importa.
Solo puedo sentir gratitud por este camino compartido. Por vuestra confianza, vuestra curiosidad, amor y por mi, por seguir apareciendo para vosotrxs, incluso en medio de algunas guerras.
Os deseo que este giro traiga descanso y active el amor.
Los días de luz siempre regresan.
🕯️