18/09/2022
¿Cómo se comienza escribiendo de ti? De tanto que hay qué decir, por recordar, asimilar, agradecer, en medio del shock de tu partida.
A la memoria me vienen tus palabras, los actos, las llamadas, tus mensajes de voz, los consejos, tus revelaciones, los sueños contados, los cafés, los talleres que organicé contigo y hasta los momentos retadores.
Pero lo primero que me viene es aquella vez que, enamorándome apenas del Tarot de Marsella, me senté frente a ti hace 11 años en un café de París para que descifraras lo que esos arcanos me decían.
Desde ese día recuerdo haberte visto transformarte en el tiempo. Fuiste muchos y tantos, desde aquella mítica Santa Sangre donde por primera vez te vi a través de una pantalla.
Habitaste tantas vidas. Moriste a ti tantas veces. Y renaciste cada vez más luminoso y amoroso. Qué gran lección de transformación nos diste, incluso ahora que ya dejaste el cuerpo físico y eres parte del todo. Yo creo que ya no se podía renacer más y por ello la Consciencia te llevó a su lado.
Desde entonces te convertiste, sin saberlo, en mi Maestro. Las frases que me dijiste en toda esa década me cambiaron la vida y los momentos.
Con tu padre, aprendí el Tarot; con Marianne Costa lo integré a mi vida y abracé su sabiduría terapéutica femenina; y contigo el Tarot no volvió a ser el mismo, comprendí realmente todo aquello que tanto intentabas explicar con palabras, toda esa multidimensión cuántica, contigo el Tarot se convirtió en una célula de mi cuerpo.
Ver tu ética en el trabajo terapéutico, tu energía chamánica, tu compasión con el dolor humano, tu amoroso acompañar, la obra como un acto sagrado más allá de ti mismo, tu poder de escanear situaciones y personas con una mirada, tu reconocimiento hacia el femenino y tu visión del sistema patriarcal que, reconocías, nos ha dañado a todas y todos.
Desde entonces, gran base de mi trabajo como terapeuta se lo debo al ejemplo que dejaste en mí como alumna, como colega. Es tu escuela terapéutica la que vive en mí cada vez que ahora alguien se sienta frente a mí. Son tus palabras las que resonan. Es ese scanner que aprendí de ti el que se activa.
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