22/11/2025
La Inteligencia Artificial en la práctica clínica: una herramienta que llegó para transformar la medicina
Por Roberto Pineda
La medicina siempre ha evolucionado al ritmo del conocimiento. Dejamos atrás la era de los expedientes escritos a mano, luego dimos paso a los registros electrónicos, después a las guías clínicas basadas en evidencia, y hoy estamos en la antesala de una revolución igual de profunda: la incorporación de Inteligencia Artificial (IA) en nuestra práctica diaria.
La IA no viene a reemplazar la mente clínica; viene a potenciarla. Es una extensión de nuestra capacidad de razonar, sintetizar y decidir. Y para quienes trabajamos en áreas complejas como pediatría e infectología pediátrica, la IA se ha convertido en un aliado capaz de agilizar procesos, reducir errores, mejorar la precisión diagnóstica y liberar tiempo para lo que realmente importa: estar frente al paciente.
1. Cómo he integrado la IA en mi práctica clínica
A lo largo del último año, he incorporado IA en distintos niveles de mi trabajo, tanto asistencial como académico, y los resultados han sido transformadores. Algunos ejemplos concretos:
a. Apoyo para la toma de decisiones clínicas complejas
En pediatría, donde las presentaciones clínicas pueden ser inespecíficas y el margen de error es mínimo, utilizo IA como una segunda opinión estructurada.
Por ejemplo, al interpretar hemogramas complejos, PCR/ESR discordantes, patrones radiográficos o combinaciones de síntomas en infecciones respiratorias. La IA me ayuda a generar diferenciales completos, comparar escenarios y revisar literatura reciente en segundos.
b. Optimización en el uso de antibióticos
La terapia antimicrobiana es un arte. La IA me ha permitido:
• Analizar antibiogramas con criterios más amplios que solo “el menor número de resistencia”.
• Crear algoritmos visuales y guías internas para seleccionar tratamientos adecuados según edad, peso, comorbilidades, foco de infección y epidemiología local.
• Estandarizar mensajes educativos para mis colegas y estudiantes sobre el uso racional de antimicrobianos.
c. Creación y revisión de material educativo
Desde infografías de enfermedades, algoritmos diagnósticos, presentaciones científicas, hasta protocolos. La IA ha sido clave para generar contenido visual claro, actualizado y adaptado a diferentes audiencias: residentes, enfermería, estudiantes, y padres de familia.
Con IA, he logrado transformar documentos extensos en herramientas prácticas de consulta rápida.
d. Apoyo en investigación y análisis de evidencia
La IA me ha facilitado: estructurar estudios, redactar secciones de manuscritos, evaluar consistencia metodológica, generar resúmenes de literatura actualizada, preparar presentaciones para congresos.
En mi rol como revisor por pares, también me permite identificar sesgos, inconsistencias y áreas de mejora con mayor objetividad.
2. ¿Cómo puede la IA potenciar la pediatría y la infectología pediátrica?
La IA no solo es útil; es estratégica. Estas son algunas de las aplicaciones más prometedoras y ya disponibles:
a. Detección temprana y estratificación de riesgo
En pediatría, donde los síntomas son frecuentemente sutiles, la IA puede apoyar en:
• identificar signos de alarma en infecciones graves,
• estimar riesgo de sepsis,
• diferenciar causas virales vs bacterianas,
• detectar patrones peligrosos en lactantes que aún no verbalizan síntomas.
b. Análisis inteligente de laboratorios y estudios de imagen
En infectología pediátrica, la IA permite correlacionar:
• variaciones en leucocitos, linfocitos, neutrófilos, índices inflamatorios,
• tendencias en cultivos,
• imágenes torácicas o de partes blandas,
• curvas de evolución clínica.
Esto agiliza diagnósticos que antes tomaban horas.
c. Optimización del manejo antibiótico
La IA puede sugerir:
• dosis pediátricas ajustadas por peso, función renal y edad,
• espectros adecuados según foco y epidemiología local,
• alternativas en alergias,
• duración óptima del tratamiento,
• alertas sobre interacciones o duplicaciones.
Un recurso invaluable ante la crisis global de resistencia antimicrobiana.
d. Apoyo en vigilancia epidemiológica
La IA puede detectar patrones de brotes locales, variaciones en virus respiratorios, aumento inusual de resistencia bacteriana, dengue, influenza, RSV, etc.
Para los pediatras, esto significa anticiparnos y preparar medidas preventivas.
e. Comunicación y educación con familias
En una época en la que los padres buscan información en internet—no siempre de calidad—la IA nos permite generar:
• explicaciones claras,
• materiales personalizados,
• mensajes adaptados según edad del niño,
• infografías sobre fiebre, antibióticos, vacunas, alimentación, etc.
Esto fortalece la adherencia y reduce el error por malentendidos.
3. IA sí… pero con criterio clínico y ética profesional
La IA es poderosa, pero requiere responsabilidad. No sustituye la experiencia, la intuición clínica ni el juicio del médico.
Es una herramienta, no un reemplazo.
Y como toda herramienta, su valor depende de quién la utiliza.
La ética, el humanismo, la escucha y el acompañamiento siguen siendo el corazón de la práctica pediátrica.
4. Un llamado a mis colegas
La IA ya no es el futuro. Es el presente que estamos viviendo.
Integrarla en nuestras rutinas no significa perder control, sino ganar claridad, eficiencia y seguridad para nuestros pacientes.
Los niños merecen lo mejor de la ciencia, lo mejor de la tecnología… y lo mejor de nosotros.