12/07/2023
La segunda infancia es un período activo de crecimiento y desarrollo. La exploración dirigida, la mejoría de las capacidades físicas y cognitivas, y los logros por ensayo y error caracterizan esta etapa.
En cuanto al 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝗿𝗼𝗹𝗹𝗼 𝗳í𝘀𝗶𝗰𝗼, los niños crecen sin cesar, pero con más lentitud. La fuerza y la coordinación mejoran de manera notable, y participan más en las actividades. Ésta es también la época en la que los niños con discapacidad física o enfermedad crónica se hacen más conscientes de sus limitaciones.
En el ámbito del 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙧𝙧𝙤𝙡𝙡𝙤 𝙘𝙤𝙜𝙣𝙞𝙩𝙞𝙫𝙤 𝙮 𝙡𝙞𝙣𝙜üí𝙨𝙩𝙞𝙘𝙤, los niños se tornan “concretos y operativos”, y son capaces de mostrar cierta lógica y de un aprendizaje más complejo. Siguen anclados en el presente y no tienen demasiada capacidad para entender las consecuencias o las abstracciones. La escuela, la familia y el entorno influyen mucho en el aprendizaje. Una tarea fundamental del desarrollo es la autoeficacia o capacidad para triunfar en diferentes situaciones. El lenguaje se vuelve cada vez más complejo.
Por último, en su 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙧𝙧𝙤𝙡𝙡𝙤 𝙨𝙤𝙘𝙞𝙖𝙡 𝙮 𝙚𝙢𝙤𝙘𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡, los niños son cada vez más independientes, emprenden actividades y disfrutan con sus logros. Estos últimos son esenciales para la autoestima y la “adaptación” en las principales estructuras sociales: familia, escuela y grupos de compañeros. También pueden surgir sentimientos de culpa y de escasa autoestima. La familia y el entorno contribuyen de gran manera a la imagen propia del niño. El desarrollo moral sigue siendo simple y concreto, con un sentido claro de “lo bueno y lo malo”.
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