13/10/2025
En el año de 1992, llegó a San Miguel Uspantán un ser humano excepcional, con una misión clara y profunda: ayudar y colaborar con las personas más necesitadas y olvidadas de las aldeas más lejanas. Aquel director no solo vino a ocupar un cargo administrativo, sino a convertirse en un verdadero ejemplo de servicio, entrega y humanidad.
Desde su llegada, demostró un espíritu profundamente humanista. En tiempos críticos, cuando el presupuesto del hospital no era suficiente para atender las necesidades básicas, no dudaba en usar su propio dinero para comprar alimentos y medicamentos para los pacientes. Su compromiso con la salud y el bienestar de la comunidad iba más allá de lo que dictaban sus obligaciones profesionales.
Fue precursor de las jornadas médicas en la región de la Zona Reina, lugares a los que en aquel entonces solo se podía acceder a pie o por caminos de terracería. Ni las inclemencias del tiempo ni las dificultades del terreno fueron obstáculo para él. Siempre mantuvo su humildad, su vocación y su firme deseo de servir.
Era una persona estricta, exigente consigo mismo y con su equipo, pero su disciplina y determinación lo llevaban siempre lejos en todo lo que se proponía. Como líder, fue incomparable: justo, visionario, incansable y profundamente respetado.
Hoy, al rendirle homenaje Dr. Noel Alfredo Revolorio Rodríguez, lo recordamos con admiración y gratitud. Su legado perdura en cada rincón del hospital, en cada jornada médica, y en cada vida que tocó con su bondad.
Se le extraña profundamente, pero su ejemplo vive en la memoria de todos los que tuvimos el honor de conocerlo y trabajar a su lado.