14/11/2025
Antes de que sonara la música, antes de que giraran las teclas, antes de que el Ayuntamiento abriera sus puertas, la velada comenzó en lo alto de París, en un escenario tan emblemático como el momento mismo: una recepción privada de Hadassah en el interior de la Torre Eiffel.
No se trataba de una simple copa de bienvenida. Era una declaración de nuestra identidad.
En uno de los monumentos más reconocidos del mundo, en la Ciudad de la Luz, nuestra familia global de Hadassah se reunió: líderes, visionarios, sanadores y amigos de todos los rincones del planeta, unidos por un propósito: llevar luz, salvar vidas y apoyar a la humanidad cuando más lo necesita.
Durante más de un siglo, la Torre Eiffel ha sido un símbolo de innovación y ambición humana. Durante más de un siglo, Hadassah ha impulsado la medicina, la investigación y la humanidad. Dos instituciones históricas, cada una definida por su visión y resiliencia, convergieron en una noche excepcional.
Desde esta altura, quedó claro que la misión de Hadassah trasciende fronteras y geografía. Lo que construimos en Jerusalén resuena en todos los continentes, y París se convirtió en el escenario perfecto para reflejar ese alcance global. Esto no fue simplemente el comienzo de la velada, sino la declaración inaugural de un movimiento sin precedentes.
Un recordatorio de que cuando personas extraordinarias se reúnen en un lugar extraordinario por una causa extraordinaria, las reglas ordinarias dejan de aplicarse.
Juntos, brillamos con más fuerza. Juntos, sanamos naciones.
Crédito de la foto: © Benoit Billard y © Leah Marciano