Gloria al señor

Gloria al señor Un lugar donde estaremos más cerca de ti , con Dios , Jesus y María

LITURGIA 07 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 31ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangel...
06/11/2025

LITURGIA 07 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
31ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 16,1-8.
Jesús decía a sus discípulos:
"Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.
El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.
'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.
Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz."
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

El Sr. X es una persona mundana que ha alcanzado el éxito material y puede comprar prácticamente todo lo que desea. En nuestra búsqueda de comodidad y éxito, a veces satisfacemos tanto nuestros anhelos materiales que olvidamos nuestra verdadera esencia: personas con almas destinadas a algo más allá de este mundo.

Tras disfrutar de los placeres temporales que la riqueza puede brindar, puede llegar un momento en que nuestro corazón se sienta vacío e inquieto, a pesar de todos nuestros logros mundanos. Este es el gran peligro del éxito sin fundamento espiritual: la tendencia a ahogarnos en lo que el mundo ofrece y olvidar que no todo lo que tenemos nos pertenece realmente. Somos meros administradores de las bendiciones de Dios, a quienes se nos ha confiado usarlas no para nuestro propio placer, sino para el bien de los demás.

La verdadera plenitud no se encuentra en poseer más, sino en compartir más. Debemos aprender a dar, no solo una pequeña parte de lo que ganamos, sino a dar con generosidad y alegría, pues lo que tenemos está destinado a bendecir a otros. Todo lo que tenemos es un regalo de Dios, y Él nos llama a usar esos dones para reflejar su amor y compasión.

En definitiva, la verdadera medida de la vida no es cuánto hemos acumulado, sino cuánto amor hemos compartido y cuántas vidas hemos impactado.

¿Usamos nuestras bendiciones para glorificar a Dios y edificar a los demás, o las guardamos solo para nosotros mismos?

LITURGIA 06 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 31ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangel...
05/11/2025

LITURGIA 06 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
31ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 15,1-10.
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".
Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Cuál es nuestra actitud hacia los llamados pecadores de nuestra sociedad? Por ejemplo, si tenemos un hermano o hermana a quien consideramos pecador, ¿cómo lo trataríamos? ¿Simplemente le daríamos la espalda e ignoraríamos, o tenderíamos la mano para acercarnos con delicadeza y recordarle que el amor de Jesús no conoce límites? El amor de Jesús por cada uno de nosotros nunca disminuye por los pecados que hemos cometido. Su misericordia perdura y espera pacientemente nuestro regreso.

Muchos de nosotros, en nuestra debilidad humana, tendemos a abandonar a los que están perdidos. A veces sentimos que ya hemos hecho suficiente y que no podemos hacer más. Por ejemplo, si tenemos un cónyuge o ser querido que recae continuamente en el mismo pecado a pesar de nuestro perdón y paciencia, nuestra reacción natural podría ser rendirnos agotados y abandonar ese corazón impenitente. Sin embargo, incluso cuando nos rendimos, Jesús nunca lo hace.

Nuestro Señor busca continuamente a los perdidos y a los quebrantados. Él nunca se cansa de buscar a quienes se han extraviado, hasta encontrarlos y restaurarlos con su amor. Y cuando lo hace, no pide explicaciones ni justificaciones; simplemente abraza al pecador con infinita compasión, misericordia y perdón.

Las parábolas de la oveja perdida y la moneda perdida revelan bellamente esta verdad. Nos recuerdan que nadie está fuera del alcance del amor de Dios. Todos somos pecadores que tropezamos y caemos, pero también somos hijos profundamente amados a quienes Jesús se niega a abandonar. Siempre hay esperanza para nosotros, siempre y cuando estemos dispuestos a apartarnos de lo que nos lleva a pecar y dar aunque sea un pequeño paso de regreso a Él.

Reflexionemos, pues, profundamente: cuando alguien a nuestro alrededor cae, ¿elegiremos condenarlo y distanciarnos, o permitiremos que el amor infinito de Jesús fluya a través de nosotros, extendiendo su mano, perdonando y restaurando al perdido?

LITURGIA 05 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Blanco 31ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evange...
04/11/2025

LITURGIA 05 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Blanco
31ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 14,25-33.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo."

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

Se cuenta la historia de un hombre a quien su amigo animaba a seguir a Jesús. Entonces el hombre le preguntó: "¿Qué ganaré si decido seguir a Jesús?". El amigo respondió: "Todas las cruces que cargas desaparecerán en el momento en que decidas seguir a Jesús".

Atraído por la promesa de una vida sin problemas, el hombre siguió a Jesús. Sin embargo, mientras caminaba con Él, comenzó a notar algo inesperado: la cruz que cargaba sobre sus hombros se hacía más pesada e incluso se multiplicaba.

¿Por qué seguimos a Jesús?

Cuando Jesús vio que grandes multitudes lo acompañaban, supo que muchos estaban allí por los milagros y las sanaciones que realizaba. También sabía que, una vez que dejara de hacer milagros, muchos lo abandonarían. Jesús podía ver sus corazones con la misma claridad con que se ve a través del agua cristalina.

Así que les dijo: "El que no carga su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:27).

¿Qué es, entonces, esta cruz de la que habla Jesús? La cruz representa las pruebas, las cargas y los desafíos que encontramos al decidir seguir al Señor. Seguir a Jesús no es un llamado a la comodidad, sino un llamado al compromiso. No es la promesa de una vida sin problemas, sino una invitación a caminar cerca de Él incluso cuando la vida se torna difícil.

Muchos de nosotros hemos creído que seguir a Jesús significa que todos nuestros problemas desaparecerán y que Él aliviará nuestras cargas de inmediato. Quizás lo hemos imaginado como un Dios que todo lo cura, que lo arregla todo a la vez. Pero a medida que crecemos en la fe, nos damos cuenta de que hay momentos en que Jesús no elimina nuestras dificultades. Hay momentos en que no nos sana de inmediato ni cambia nuestra situación al instante.

En esos momentos, puede parecer que Jesús está distante o en silencio. Sin embargo, incluso en el silencio, Él está con nosotros. Incluso en el dolor, camina a nuestro lado. Puede que no siempre quite nuestra cruz, pero nos da la fuerza para llevarla con fe y valentía.

Por cada lágrima que derramamos, nos ofrece su hombro; por cada carga que llevamos, nos ofrece su corazón.

Jesús nos recuerda que el verdadero discipulado requiere perseverancia. Si de verdad deseamos seguirlo, debemos estar dispuestos a cargar nuestra propia cruz, a salir de nuestra zona de confort y a confiar en su voluntad. Pero también nos asegura: «No se preocupen por nada, porque yo me encargaré de todo».

Seguir a Jesús a pesar del dolor, la confusión o la debilidad es uno de los mayores actos de fe que podemos realizar. Cuando lo seguimos incluso en los momentos difíciles, descubrimos una paz más profunda: la paz que no proviene de la ausencia de problemas, sino de la presencia de Jesús en nuestros corazones.

¿Seguimos eligiendo a Jesús incluso cuando nuestras cruces se vuelven más pesadas, confiando en que, a través de ellas, nos acerca más a su corazón?.

LITURGIA 04 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Blanco 31ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evange...
03/11/2025

LITURGIA 04 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Blanco
31ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 14,15-24.
En aquel tiempo: Uno de los invitados le dijo: "¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!".
Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente.
A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: 'Vengan, todo está preparado'.
Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: 'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes'.
El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes'.
Y un tercero respondió: 'Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir'.
A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: 'Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos'.
Volvió el sirviente y dijo: 'Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar'.
El señor le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa.
Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

Había una vez una joven madre a quien su padre le recordaba a menudo que llevara a sus hijos a la iglesia para la Santa Misa. Pero ella siempre argumentaba que tenían demasiadas preocupaciones. Pasó el tiempo, y cuando sus hijos crecieron, le faltaron al respeto. Ninguno terminó sus estudios, y sus vidas se llenaron de desilusión y dificultades.

La Santa Misa es la amorosa invitación de Dios para que todos nos acerquemos a Él. Nadie está excluido de su celebración, pero lamentablemente, no todos responden a este llamado. A menudo nos encontramos diciendo que tenemos muchas preocupaciones o que estamos demasiado ocupados. Y así, la Santa Misa —este precioso encuentro con Jesús— se convierte en la menor de nuestras prioridades.

No esperemos a estar jubilados, ancianos o enfermos para dedicarle tiempo a Dios. Aprovechemos cada oportunidad de estar presentes en la Santa Misa mientras aún gozamos de buena salud. Cada Misa a la que asistimos es una oportunidad para acercarnos a Jesús, escuchar su Palabra que da vida y nutrirnos con su Cuerpo y su Sangre, el alimento que sana y fortalece nuestras almas.

Al final de nuestras vidas, todos nuestros logros mundanos ya no importarán, por muy grandes que parezcan. Lo que realmente contará es la relación personal que hemos construido con Jesús, una relación que se fortalece y nutre cada vez que nos encontramos con Él en la Sagrada Eucaristía.

Por lo tanto, debemos dedicar tiempo a la Santa Misa. No nos exigirá mucho: solo una hora sagrada con el Señor que nos lo ha dado todo. En esa hora, el cielo toca la tierra. En esa hora, nos encontramos con el mayor sanador, Jesús mismo.

¿Dedicamos con alegría tiempo a Jesús en la Santa Misa, o lo hacemos esperar mientras perseguimos las cosas pasajeras de este mundo?

LITURGIA 03 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde31ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangeli...
02/11/2025

LITURGIA 03 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
31ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 14,12-14.
Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Nos hemos dado cuenta de que hay una alegría más profunda y duradera cuando damos a los pobres que cuando damos a alguien que puede pagarnos? Si aún no lo hemos experimentado, intentémoslo y dejemos que nuestros corazones sientan la serena felicidad que proviene de la generosidad desinteresada.

Por ejemplo, podemos preparar dos raciones de la misma comida: una para nuestro vecino y otra para alguien necesitado. Después de hacerlo, detengámonos un momento y observemos la profunda sensación de gracia y plenitud que se instala suavemente en nuestros corazones. Este sentimiento es un susurro divino que nos recuerda que hemos tocado el corazón de Jesús con nuestro acto de amor.

¿Por qué es así? Porque los pobres, los marginados y los menos afortunados entre nosotros son los que están más cerca del corazón de nuestro Señor. De hecho, Jesús mismo compartió una historia sobre el Juicio Final, donde el rey dijo: «Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más pequeños, por mí lo hicieron» (Mateo 25:40).

En el Evangelio, Jesús fue invitado a cenar a casa de uno de los fariseos más influyentes. Allí, les dio a todos los presentes una lección llena de sabiduría y compasión: alimento para el alma que aún hoy nos nutre.

Le dijo a su anfitrión: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que te inviten a ti también y recibas una recompensa. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. Dichosos ustedes porque ellos no les pueden pagar, pues recibirán su recompensa en la resurrección de los justos» (Lucas 14:12-14).

Esta poderosa y conmovedora enseñanza de Jesús no solo está dirigida al fariseo que lo invitó, sino también a nosotros. Nos recuerda con dulzura que el verdadero amor y la generosidad no se miden por lo que recibimos a cambio, sino por la alegría de dar de corazón, especialmente a quienes no pueden recompensarnos.

Abramos, pues, nuestros corazones y nuestras manos a quienes lo necesitan. En cada acto de bondad que extendemos a los demás, nos encontramos con Jesús mismo.

¿Estamos dispuestos a dar, no porque esperemos algo a cambio, sino porque deseamos amar como Jesús nos ama?

LITURGIA 02 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Morado31 Domingo del Tiempo OrdinarioSolemnidad de los Santos ...
01/11/2025

LITURGIA 02 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Morado
31 Domingo del Tiempo Ordinario
Solemnidad de los Santos Difuntos.

Lectura del Santo Evangelio según Juan 6:37-40

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Deseas encontrarle sentido a tu vida?

Para muchos de nosotros, la vida puede parecer una simple rutina: nos levantamos por la mañana, vamos al trabajo o trabajamos desde casa, terminamos el día y repetimos lo mismo al día siguiente. A veces sentimos que simplemente existimos, moviéndonos por la vida como robots, sin una dirección clara que nos guíe hacia algo significativo y profundo.

Sin embargo, ¿estamos realmente destinados a permanecer solo en este mundo? ¿Qué sucederá cuando fallezcamos? ¿Adónde iremos? Hoy conmemoramos el Día de los Fieles Difuntos, recordando a quienes nos han precedido. Nuestra oración es que ahora estén en el cielo, en la amorosa presencia del Señor, y que cuando llegue el momento que Dios disponga, también nosotros podamos reencontrarnos con ellos en su reino eterno.

En el Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda con amor que la vida no está hecha para vivirse en el vacío ni en la repetición. Nos revela el verdadero camino hacia una vida llena de propósito y profundidad, incluso en medio de las muchas distracciones y perturbaciones de este mundo. Jesús nos dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí» (Juan 14:6).

Esta poderosa declaración no es solo una afirmación, sino una invitación. Jesús nos invita a caminar con Él, a que Él sea el centro de nuestro día a día y a descubrir en Él el sentido que anhela nuestro corazón.

Pero debemos preguntarnos: ¿permitimos realmente que esta verdad nos transforme cada día? ¿Despierta en nosotros un profundo anhelo de conocerlo más, o nos hemos acostumbrado tanto a la rutina que ya no sentimos la urgencia de buscar su presencia?

Cuando Jesús dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida», nos guiaba con dulzura a sus discípulos —y a nosotros— para que lo siguiéramos y pudiéramos comprender la verdadera esencia de la vida. El sentido que buscamos no se encuentra en las cosas pasajeras de este mundo.

Lo que ahora retenemos un día se desvanecerá, pero lo que recibimos en el cielo durará para siempre. Jesús nos llama a vivir no para lo temporal, sino para lo eterno. No para nosotros mismos, sino para Aquel que da a la vida su verdadero propósito.

¿Estamos dispuestos a salir de nuestra rutina y seguir a Jesús más de cerca para que, al morir, tengamos nuestra propia morada en su Reino?.

LITURGIA 01 de Noviembre del 2025Ciclo C- Año par - Color Blanco30ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangel...
31/10/2025

LITURGIA 01 de Noviembre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Blanco
30ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Mateo 5,1-12a.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Cuál es el verdadero propósito de nuestra vida? ¿Se limita solo al disfrute de las cosas de este mundo? Existe una vida más profunda y significativa que yace bajo esta superficial. Sin embargo, jamás descubriremos su verdadera esencia a menos que aprendamos a desprendernos de los apegos mundanos y comencemos a abrazar las enseñanzas de Jesús.

¿Qué significa realmente ser pobre de espíritu y por qué es una bendición? Así como los pobres de corazón dependen de la generosidad de otros para subsistir, ser pobre de espíritu significa que dependemos completamente de Jesús para todo, especialmente para nuestro alimento espiritual.

Ser pobre de espíritu es reconocer que sin Jesús no somos nada. Significa admitir que todo lo que tenemos y todo lo que somos proviene de Él. Confiamos en su bondad y misericordia. Anhelamos su presencia para llenar el vacío de nuestros corazones, para que Él nos enriquezca espiritualmente y transforme nuestras vidas con su amor.

Hoy, al celebrar el Día de Todos los Santos, recordamos con solemnidad a los santos: aquellos hombres y mujeres fieles que generosamente entregaron sus vidas por la misión de Jesús. Los santos no eran perfectos; lucharon contra el pecado como nosotros. Sin embargo, mediante la humildad y la entrega, triunfaron con la ayuda de la gracia de Dios.

Los santos alcanzaron la santidad porque reconocieron su pobreza espiritual. Comprendieron que la vida es vacía y carece de sentido sin la presencia y la guía de Jesús. Como ellos, nosotros también estamos llamados a la santidad, no a través de la perfección, sino mediante la humildad, el arrepentimiento y la apertura al amor transformador de Dios.

Todos podemos llegar a ser santos a nuestra manera, de forma sencilla y silenciosa: cuando reconocemos nuestra propia pobreza espiritual, cuando invitamos a Jesús a entrar en nuestros corazones y cuando le permitimos llenar nuestro vacío con su paz, alegría y amor.

¿Estamos listos para dejar de lado nuestro orgullo, reconocer nuestra necesidad de Dios y permitir que Jesús llene nuestros corazones para que nosotros también podamos vivir como santos suyos en el mundo de hoy?

LITURGIA 31 de Octubre del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 30ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangelio...
30/10/2025

LITURGIA 31 de Octubre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
30ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 14,1-6.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.
Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: "¿Está permitido curar en sábado o no?".
Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y volviéndose hacia ellos, les dijo: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?".
A esto no pudieron responder nada.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Cuál es el verdadero propósito de la ley del sábado? Honrar a Dios descansando y absteniéndose de las ocupaciones mundanas en ese día sagrado. Pero ¿qué sucede si, precisamente ese día, alguien necesita nuestra ayuda? ¿Debemos ignorar a esa persona solo porque es un día de descanso?

En nuestro Evangelio, Jesús les hizo a los escribas y fariseos una pregunta sencilla pero profunda: «¿Está permitido curar en sábado o no?» (Lucas 14:3). Al no recibir respuesta, Jesús sanó en silencio al hombre que padecía hidropesía. Mediante este acto de compasión, Jesús reveló una poderosa verdad: que la misericordia, el amor y la sanación tienen mucho más valor que la mera observancia de la ley. La necesidad inmediata de quien sufre tiene prioridad sobre las normas religiosas estrictas.

Al reflexionar sobre esto, se nos invita a examinar nuestras propias vidas. ¿Con qué frecuencia priorizamos los rituales sobre las relaciones, o las normas sobre la compasión? Podemos tener nuestros horarios de oración, nuestras devociones o la obligación de asistir a la Misa dominical; todo ello santo y agradable a Dios. Sin embargo, cuando alguien a nuestro alrededor necesita nuestra ayuda, Dios nos llama a responder primero con misericordia. Nuestra adoración a Dios siempre debe expresarse a través de nuestro amor por los demás.

Los actos de misericordia no interrumpen nuestra fe; son su expresión viva. Amar y servir es orar con nuestras manos, nuestro corazón y nuestra propia vida.

Esta es la clase de fe que vemos en el Papa Francisco (+). Es profundamente admirado, no por sus apariciones religiosas externas —presidir la Misa, rezar el Rosario o usar ornamentos sagrados— sino por sus actos espontáneos de amor, misericordia y humildad. Su tierno abrazo a los discapacitados, sus palabras amables y comprensivas, y sus innumerables actos de compasión reflejan el corazón de Cristo con mayor viveza que cualquier ritual.

Nosotros también estamos llamados a vivir una fe que respire misericordia: una fe que se traslada del altar a las calles, de la oración a la acción, de las palabras al amor.

Así pues, al encontrarnos con quienes sufren necesidad, ¿nos limitaremos a cumplir la ley o elegiremos vivir el amor que la completa?

LITURGIA 30 de Octubre del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 30ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangelio...
29/10/2025

LITURGIA 30 de Octubre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
30ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 13,31-35.
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte".
El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Tenemos el valor de enfrentar a quienes intentan intimidarnos, herirnos o incluso amenazarnos?

La vida de Jesús estaba en peligro por culpa del rey Herodes, el mismo que ordenó la decapitación de Juan el Bautista. Sin embargo, en lugar de huir o esconderse, Jesús se mantuvo firme en su misión. Les dijo a los fariseos: «Vayan y díganle a ese zorro: “Miren, hoy y mañana expulso demonios y sano vidas, y al tercer día cumpliré mi propósito”» (Lucas 13:32-33).

Jesús no se dejó intimidar por el miedo ni las amenazas. Estaba profundamente concentrado en cumplir la misión que el Padre le había encomendado. Así es nuestro Señor: siempre firme, siempre fiel y siempre valiente, incluso cuando significó dar su vida por nuestra salvación.

En nuestro propio camino, también nosotros enfrentamos pruebas, oposición y momentos de temor. Habrá ocasiones en que las dificultades parezcan abrumadoras y en que parezca más fácil rendirse o guardar silencio. Sin embargo, si nuestro propósito está arraigado en Dios y nuestras acciones se realizan por amor a Él y a su pueblo, entonces debemos perseverar con fe, valentía y convicción.

Recordemos: la fuerza de Dios se perfecciona en nuestra debilidad. Cuando confiamos plenamente en Él, ninguna amenaza, ningún desafío ni ningún temor puede desviarnos de nuestro llamado divino.

¿Elegiremos el miedo o elegiremos la fe y continuaremos la misión que Dios ha puesto en nuestros corazones?

LITURGIA 29 de Octubre del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 30ª Semana del Tiempo OrdinarioLectura del Santo Evangelio...
28/10/2025

LITURGIA 29 de Octubre del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
30ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Lucas 13,22-30.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:
"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'.
Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'.
Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'.
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

Miguel y Jose eran mejores amigos. Miguel provenía de una familia pobre, mientras que Jose nació en una familia rica. Siendo rico, Jose tenía todo lo que podía desear, y debido a esto, creció malcriado e indisciplinado, incapaz de terminar sus estudios. Por otro lado, Miguel, quien provenía de un entorno humilde, tuvo que trabajar como estudiante para poder completar su educación universitaria.

Pasaron diez años, y sus vidas dieron un giro inesperado. Miguel, el niño pobre, se convirtió en un hombre exitoso gracias a su esfuerzo y determinación. Jose, sin embargo, el hombre rico y malcriado, cayó en la pobreza y la desesperación.

Las primeras y últimas palabras de Jesús en nuestro Evangelio de hoy son profundamente significativas. Nos dice: «Esfuércense por entrar por la puerta estrecha... Y he aquí, algunos son últimos que serán primeros, y algunos son primeros que serán últimos» (Lucas 13:24, 30).

¿Quiénes son los que se esfuerzan por entrar por la puerta estrecha? Son las personas que abrazan el sacrificio, la humildad y la perseverancia. ¿Y quiénes son los primeros que se convertirán en los últimos? Son aquellos que eligen el camino fácil, cómodo y mundano; aquellos que solo buscan placer y conveniencia en esta vida pasajera.

Nuestro discipulado con Jesús nunca es un camino fácil. Está lleno de desafíos, sacrificios y momentos de prueba. A menudo, sentimos que caminamos por una puerta estrecha y difícil. Pero este es el camino mismo de la fe genuina. Jesús mismo nos recuerda: «El que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga» (Mateo 16:24).

Cuando sufrimos o enfrentamos dificultades por causa de Cristo, no debemos desanimarnos. El camino angosto puede ser doloroso, pero conduce a la vida. Si otros se burlan de nuestra fe o nos menosprecian por mantenernos firmes en la verdad de Dios, permanezcamos firmes. Este mundo es temporal, y nuestra verdadera recompensa nos espera en el Reino de Dios.

Al final, aquellos que una vez fueron los últimos —quienes perseveraron en las pruebas, quienes amaron con sinceridad, sirvieron con humildad y se mantuvieron fieles a pesar del ridículo— serán los exaltados por Dios. La puerta estrecha, aunque difícil de cruzar, nos lleva al gozo eterno.

¿Estamos dispuestos a caminar por la puerta estrecha con Jesús, aceptando el sacrificio, la humildad y la fe, para que un día podamos entrar en la plenitud de su Reino?

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