17/09/2025
Querido/a
Perdóname si esta es la última vez que te escribo, pero sentí que debía despedirme con todo mi corazón. Necesitaba dejar salir lo que llevo dentro, esas palabras que pesan y que solo en la soledad puedo decir.
Gracias por cada momento compartido, por los besos que aún guardo en mi memoria, por los abrazos que parecían detener el tiempo, y por cada instante en el que creímos ser invencibles. Gracias también por las ilusiones, esas que me ayudaron a soñar despierta, aunque hoy duelan en lo más profundo.
Comprendí que querías mi presencia, pero no mi alma, no mi totalidad. Es doloroso aceptar que, a veces, dos personas que alguna vez se amaron con intensidad, terminan siendo solo un recuerdo, una palabra vacía que resuena en el silencio: "éxito".
Me hice tantas ilusiones contigo que olvidé ser realista, que nadie merece quedarse donde no se siente prioridad, donde no se es verdaderamente amado. Quise ser esa mujer que caminara a tu lado en todas tus batallas, que te diera refugio en días de tormenta, que te amara en los días claros y en los oscuros.
Contigo descubrí lo que significa hacer el amor con el alma, sentir que en unos brazos cabía todo mi mundo, mi esperanza, mi miedo y mi amor. Por eso duele tanto cuando me dejabas en visto, cuando tu silencio gritaba todo lo que no te atreves a decir, cuando sentí que tus palabras se escapaban y solo quedaba el eco de tu indiferencia.
Recuerdo cuando dudé en aceptarte en mi vida, cuando temí no ser suficiente, pero aun así, decidí arriesgarme. Hoy entiendo que uno puede soportar mucho cuando ama, pero también debe aprender a soltarse, a liberar lo que ya no le pertenece, a dejar ir lo que no le corresponde.
Si algún día quieres hablar, sabrás dónde encontrarme. No te pido explicaciones, ni respuestas. No voy a golpear puertas que no quieran abrirse. Solo deseo que seas feliz, aunque duela en mi alma.
No me arrepiento de haberte amado, porque en ese amor encontré parte de mí misma. Pero ahora, más que nunca, me elijo a mí. Me elijo en mi totalidad, en mi amor propio, en mi dignidad.
Hoy aprendo a dejar ir… a quien ya no quiso quedarse, a quien decidió alejarse, a quien prefirió otra historia.
Con amor, sí, pero también con amor propio.
Con respeto y con la esperanza de que algún día entiendas que el amor también significa dejar ir.