30/11/2025
Leyenda 5: El Árbol del Tule – El guardián milenario de Oaxaca
En el pequeño pueblo de Santa María del Tule, a unos kilómetros de la ciudad de Oaxaca, se alza un ser vivo que ha desafiado el tiempo, la ciencia y la imaginación: “el Árbol del Tule”. Este ahuehuete, también conocido como sabino, no es solo el árbol con el tronco más ancho del mundo —con más de 14 metros de diámetro—, sino también el protagonista de una de las leyendas más antiguas y reverenciadas del sur de México.
Según la tradición zapoteca, el árbol fue plantado hace más de dos mil años por un sacerdote dedicado al dios del viento, “Ehécatl”. El lugar donde se sembró no fue elegido al azar: se trataba de un sitio sagrado, donde los vientos convergían y la tierra vibraba con energía espiritual. El árbol creció con fuerza, alimentado por las aguas subterráneas y protegido por los pobladores, quienes pronto notaron que su tronco tenía formas extrañas: rostros, animales, figuras humanas y símbolos que parecían emerger de la corteza como si el árbol quisiera contar su propia historia.
Con el paso de los siglos, el Árbol del Tule se convirtió en un símbolo de resistencia y sabiduría. Los zapotecas lo consideraban un guardián del tiempo, un testigo silencioso de guerras, rituales, nacimientos y muertes. Se decía que quien se acercaba al árbol con respeto podía sentir su energía, e incluso recibir mensajes en sueños. Algunos ancianos afirmaban que el árbol hablaba en susurros cuando el viento pasaba entre sus ramas.
Pero no todo ha sido paz. En varias ocasiones, el árbol ha estado en peligro: por sequías, por construcciones cercanas, e incluso por intentos de derribarlo en épocas coloniales. Sin embargo, siempre ha sobrevivido, como si una fuerza invisible lo protegiera. En una ocasión, durante una tormenta eléctrica, un rayo cayó sobre el templo cercano, pero el árbol quedó intacto. Los pobladores lo interpretaron como una señal divina.
Hoy en día, el Árbol del Tule es una atracción turística, pero también un lugar de peregrinación espiritual. Miles de personas lo visitan cada año, no solo para admirar su tamaño, sino para conectarse con su historia. Guías locales señalan las figuras en su tronco: un león, un elefante, una cara triste, una sirena. Cada visitante ve algo distinto, como si el árbol reflejara el alma de quien lo observa.
La leyenda del Árbol del Tule es una experiencia viva. Representa la conexión entre el ser humano y la naturaleza, entre el pasado y el presente, entre lo visible y lo invisible. Es un recordatorio de que la sabiduría no siempre está en los libros, sino también en los seres que han aprendido a escuchar el mundo sin hablar.
(Fuente:arboldetule.com)