29/10/2025
OSTRACISMO
Narea Vaos de Lemus...
Me encantaría decirte que me he mantenido incólume durante el desarrollo de mi existencia. Que he vivido dentro de la esfera de cristal cortado, entre nubes, y que todo aquello que me rodea, sólo son momentos de ventura y prosperidad. Que nadie me ha ofendido, que nadie ha sido capaz de injuriarme o ultrajarme. Que desconozco el dolor. Me inquieta sólo el hecho de que lo imagines. La sonoridad de mi carcajada, es tan sólo la defensa que he escogido, para esconder el miedo, la inseguridad, el terror que me produce la intolerancia, el desagrado, o simplemente el desamor de aquel por quien mi corazón late, respira, vive...
Me agradaría el mencionarte que tampoco he necesitado ayuda médica o sicológica durante lo que yo siento como breves instantes conviviendo con la vida... Pero esto sería insustentable. No creo conocer a nadie más inestable que yo. Considero que al menos una vez he estado a punto de separar el yo del físico. La filosofía de la mayoría nos hace “masa”, por mucho que lo neguemos, esta se encuentra presente en todos nosotros. No podemos sino guiarnos por los intereses, formas, y hasta desvaríos de los demás. Pensar que todo esto lo hacemos por aquellos hacia quienes profesamos algún sentimiento, aunque no sepamos bien que nos impulsa.
Sería un deleite para mí el aseverar que no formo parte de la “masa” que ejecuta una determinada acción. Pero con sinceridad, lo único que puedo afirmar, es que los desvelos, las erradas decisiones, los gritos, el enojo, los celos, la pasión y hasta las fantasías, no son propiamente mías, se repiten como parte de los genes que nos forman. La tendencia que todos mostramos a ser lobos alpha, y a exigir aquello que consideramos que merecemos, sólo porque pensamos que somos más fuertes, sin darnos cuenta que cada uno de nosotros cuenta con necesidades... crecimos sólo para demostrar cuan duros, estrictos y aún ruines podemos ser.... Las posibilidades son infinitas...
Desde hace algún tiempo, he meditado en todo esto... Incluso he pensado mucho acerca de tu marcado interés por mí... De tu forma de hablar de mí. Adulas mi ego, y te muestras comprometido a mencionarle a cualquiera lo excelente que puedo ser en cualquier ámbito, pero mi inquieto “yo” me pregunta ¿por qué?... No soy alguien del que pueda sentirse orgulloso nadie... No he brindado más que el trabajo que puede realizar cualquiera. No he sido la persona extrovertida que todos necesitan. No cuento con la inteligencia que reverencias. Ni con el talento que publicitas. Tan sólo soy un manojo de nervios, que desbarra ante cualquier situación que podrías considerar habitual.
Nunca pasan desapercibidos los halagos. El percibir que uno le interesa a alguien en el aspecto intelectual, educativo, sentimental, o de cópula; nos vuelve compulsivamente recurrentes ante el más soberbio de los pecados. La vanidad.
Sin duda, el miedo me lleva a pensar que mientes, como lo hace una considerable cantidad de personas, quizás, porque también es otra de las cosas que nosotros “la masa” pregonamos a diario.
Pero quiero soñar como lo hacemos todos, y hasta ser banal, cursi, que el entendimiento se nuble y la mirada cuando te veo, cuando percibo tu aroma, cuando saboreo los pensamientos que tu boca emite dulcemente.
Quisiera empezar a vivir..., sin preocuparme por lo que los demás digan, salir de esta burbuja, en la que me he acomodado, en la que me he sentido a gusto, y arriesgarme, anhelarte más allá de lo que haya querido, aún cuando sé que algunas veces desearé no haberte conocido..., pero será hermoso el reconocer que los mejores momentos que podré vivir, siempre serán gracias a ti.
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