17/10/2025
Fragmento del libro emociones para la vida
¿Qué es primero, los sentimientos, las emociones o los pensamientos? Para poder responder correctamente a esta pregunta, tendremos que dejar muy clara la diferencia entre sentimientos y emociones: mientras los sentimientos son procesados por nuestra mente, las emociones son viscerales, es decir, yo no decido tener rabia en una situación y tristeza en otra. La rabia y la tristeza son conceptos que intentan cualificar un estado emocional. Los animales experimentan los mismos estados emocionales, pero ellos no saben si tienen rabia o tristeza. Una gacela está comiendo tranquilamente en la pradera, de repente es atacada por un depredador y la emoción —que nosotros llamaríamos «miedo»— la empuja a salir corriendo. Instantes más tarde, cuando ya se ha zafado del ataque, se la ve comiendo con sus congéneres y moviendo el rabo como si nada. Como afirma el doctor Damásio, «las emociones pertenecen al cuerpo, y los sentimientos, a la mente, pero van totalmente ligados»; y los sentimientos son la expresión de unas creencias inconscientes que determinan mi percepción del mundo y, por lo tanto, mi interacción emocional.
La razón está sustentada por varios niveles neuronales, desde la corteza prefrontal hasta el hipotálamo y el tallo cerebral. Cuando experimentamos una sensación física frente a una situación que puede ser estresante, esta no necesita ningún soporte neurológico, puesto que es procesada por el sistema límbico, el cual se expresa al instante en nuestra corporalidad. Cuando le ponemos nombre a esta sensación física, la convertimos en un sentimiento y para ello utilizamos la razón. El ser humano tiene la capacidad de observar sus estados emocionales, y, si esta observación se canaliza correctamente, puede encontrar los programas inconscientes que guarda en su psique y que le empujan a adoptar ciertas reacciones frente a eventos muy concretos: le permite encontrar esta historia oculta que condiciona su vida.
Así lo resume el doctor Damásio: Sentir nuestros estados emocionales, que es lo mismo que ser conscientes de las emociones y sentimientos, nos ofrece la posibilidad de observar la historia particular —la historia que nos explicamos— de nuestras interacciones con el ambiente.