26/11/2025
1. Gritarles.
No es normal. Asusta, hiere y deja miedo en el cuerpo.
2. Compararlos con hermanos o amigos.
Eso no motiva, solo hace sentir que no son suficientes.
3. Reírte o burlarte de lo que sienten.
Les enseña que expresar emociones es peligroso.
4. Decir “no llores.”
Bloquea lo que sienten y luego no saben cómo gestionarlo.
5. Ignorarlos cuando te enojan.
Se llama abandono emocional, aunque estén en la misma casa.
6. Humillarlos frente a otros.
Eso marca. Y no se olvida.
7. Asustarlos para que obedezcan.
Amenazas, historias de miedo, “si no haces esto te va a pasar aquello.”
Este es el que más trauma deja. El cerebro aprende a vivir alerta.
8. Forzar cariño físico (“dale un beso”, “abrázalo”).
Les quita el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
9. Decidir todo por ellos.
Crea adultos inseguros que temen equivocarse.
10. No pedir perdón cuando te equivocas.
Les enseña que admitir errores es vergonzoso.
11. Minimizar lo que les duele.
“Eso no es nada.” Sí es. Para ellos importa.
12. Controlar su apariencia.
Comentarios sobre peso, ropa o cuerpo dejan heridas profundas.
13. Premiar o castigar con comida.
Puede generar relación tóxica con la alimentación.
14. Obligar a cumplir expectativas tuyas.
No nacieron para ser tu segunda oportunidad.
15. Hacerles sentir que te deben amor por existir.
El amor no se gana. Se da seguro y sin condiciones.
Ped. Adriana Medina