19/10/2022
la importancia de la autoexploración es poder detectar a tiempo y llevar un tratamiento oportuno. No importa ser menor de 40 el cancer también pueda estar en jóvenes.
Mi nombre es Dafne Leticia Reveles Robles, tengo 32 años y soy de Zacatecas, México. Comparto mi historia para que pueda llegar a esas mujeres jóvenes que como yo pensaban que esto jamás podría ocurrirles, aquellas que por no ser mayores de 40 no reciben la información y atención adecuada para detectar oportunamente esta enfermedad.
Por favor tócate, pero esto no es suficiente, hazte ultrasonidos a partir de los 20 años y si tienes 40 o más no faltes a tus mastografías. El cáncer de mama no es rosa y la detección temprana es la mejor arma contra él. No hay mayor acto de amor que cuidarte a ti misma.
El 28 de febrero del 2021 palpé en mi seno izquierdo un bulto más pequeño que una canica. Jamás había sentido algo anormal en mis pechos, por lo que lo platiqué con mis padres y mi pareja, quienes me recomendaron acudir de inmediato a realizarme una mastografía para descartar cualquier problema. Al día siguiente asistí a un laboratorio donde por tener 30 años se rehusaron a hacerme el estudio, ya que este está indicado para mujeres mayores de 40.
Ante esto decidí mentir y decir que el estudio lo había solicitado con urgencia mi ginecólogo, pero que había perdido la receta donde lo indicaba. Después de mucha insistencia aceptaron y al recibir los resultados me indicaron que era necesario un ultrasonido para poder darme un diagnóstico. Desafortunadamente, para ese estudio se necesitaba cita y no había espacio hasta 2 días después, por lo que acepté, pero decidí adelantarme a agendar una cita con mi ginecólogo el mismo día del ultrasonido para tener otra opinión.
El resultado del ultrasonido indicaba hamartomas (crecimiento benigno de células y tejido). Me dijeron que no había de que preocuparme y que durante los próximos 6 meses estuviera atenta a cambios o crecimiento en los bultos (ya que tras el estudio descubrí eran más de uno). Pese al resultado decidí presentarme a mi cita con el ginecólogo para tener una segunda opinión y él decidió hacerme otro ultrasonido, al terminar me dijo que hiciera una cita con una médico radiólogo quien decidiría si era necesario realizar una biopsia. El viernes tomaron varias muestras de tejido de mi pecho y esperé con optimismo mis resultados.
Esperaba buenas noticias, ya que no hay cáncer de mama en mi familia, nunca he tomado tratamientos hormonales, soy joven, llevo una vida relativamente saludable e incluso los médicos y los primeros estudios de laboratorio apuntaban a un resultado favorable. Sin embargo, el lunes 8 de marzo del 2021 La doctora me citó y dijo: “es carcinoma ductal infiltrante triple negativo, etapa 3, tienes cáncer de mama y por lo avanzado que está es de suma importancia que inicies tu tratamiento de inmediato”. En ese momento mi corazón se detuvo. Pensé que mi vida había terminado. Aún recuerdo como la doctora me daba recomendaciones y yo no podía escucharla del miedo y la confusión que sentía. Salí del consultorio, ahí estaba mi familia y mi pareja, todos nos abrazamos y lloramos.
Después de eso todo pasó tan rápido que no me dio oportunidad de asimilarlo, estudios de laboratorio, tomografías, valoraciones de varios médicos y sin darme cuenta llegó el 15 de marzo, día en el que entré a quirófano para someterme a una mastectomía radical de mi pecho. Me dolía perder mi pecho, pero el miedo a morir lo superaba todo.
Al concluir la recuperación comencé quimioterapias, 4 rojas y 4 blancas. Perdí absolutamente todo mi cabello, cejas y pestañas. Algunos días era imposible levantarme de la cama, el dolor y el malestar eran increíbles, todo me sabía a medicina, el agua, los alimentos, incluso mi propia saliva. Me sentía confundida, olvidaba todo, me costaba entender lo que leía y escuchaba, algunos días la luz y el sonido eran insoportables, pero sabía que todo era para eliminar cualquier célula cancerosa de mi cuerpo. Terminé optimista y feliz de haber superado esa parte del proceso.
Posteriormente, recibí 25 sesiones de radioterapia que hicieron mi piel arder como si la hubiera quemado el sol, mi garganta y esófago estaban inflamados por la radiación y algunas veces era difícil beber agua o pasar saliva. El 29 de octubre de 2021 concluí el tratamiento para iniciar el proceso de recuperación, que se vio interrumpido por complicaciones causadas por un catéter que debía permanecer de manera preventiva y que desafortunadamente se obstruyó causando problemas vasculares. Después de un periodo de control se retiró el catéter y pude volver al proceso de recuperación.
Hoy, a 8 meses de este último procedimiento, sigo adaptándome a las nuevas condiciones de mi cuerpo y mente; estoy reincorporándome al trabajo, volviendo poco a poco a mi familia y amigos, y trabajando en mi salud física y emocional. Aún queda mucho por delante, pero tengo la gran fortuna de estar acompañada de mi hermosa familia, mi pareja y mis amigos, quienes me han acompañado paso a paso con mucho amor.
En este mes de la lucha contra el cáncer de mama, espero que mi testimonio sirva de soporte y ayuda para todas aquellas mujeres que como yo luchan o lucharon contra esta terrible enfermedad. Durante todo el proceso encontré mujeres inspiradoras que me dieron la fuerza y el valor de seguir adelante. Mujeres cuyas historias me dieron las herramientas para entender un poco más por lo que estoy pasando, mujeres que a la distancia y sin conocerme me han acompañado y guiado, mujeres sin las que esto hubiera sido aún más difícil.