15/11/2025
El café mexicano ante un nuevo escenario comercial ---
El reciente anuncio del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, sobre la inminente reducción de aranceles a productos agrícolas que “no se cultivan en territorio estadounidense”, entre ellos el café y los plátanos, abre un escenario de amplias repercusiones para México y, en particular, para Chiapas, principal productor nacional del aromático.
La medida, enmarcada en la estrategia económica del presidente Donald Trump para contener la inflación alimentaria y recuperar dinamismo en la cadena minorista, podría significar una oportunidad para reposicionar el café mexicano en el mercado norteamericano, siempre que se acompañe de visión estratégica y coordinación institucional.
Durante el último año, el precio del café en los mercados internacionales ha experimentado una fuerte volatilidad, presionado por factores climáticos, logísticos y geopolíticos.
En este contexto, la competitividad del café mexicano —especialmente el chiapaneco— se ha sostenido gracias a la calidad del grano, su certificación de origen y el esfuerzo de miles de pequeños productores organizados.
Sin embargo, países como Brasil, que concentran alrededor del 35 % de la producción mundial, han incrementado su capacidad de exportación mediante subsidios, tecnología y una agresiva política comercial que les permite responder rápidamente a las variaciones arancelarias impuestas por Estados Unidos.
Para México, la posible reducción de aranceles podría implicar una ventaja coyuntural: una demanda creciente del café de altura que se distingue por sus características organolépticas y sostenibilidad.
En Chiapas, donde más de 180 mil familias dependen directamente del cultivo, esta medida podría traducirse en mayores oportunidades de exportación, siempre que se fortalezcan la logística, el acopio y los mecanismos de financiamiento.
Si la apertura estadounidense se concreta, las regiones cafetaleras del Soconusco, la Sierra y Los Altos tendrían la posibilidad de recuperar parte del terreno perdido frente a competidores sudamericanos.
En paralelo, la política estatal encabezada por el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar ha comenzado a trazar una ruta de reactivación productiva que coincide con esta coyuntura. Su administración ha impulsado la renovación de cafetales, la vinculación con universidades y centros de investigación, y la incorporación de jóvenes a la cadena de valor.
Además, la estrategia de promoción agroindustrial que se articula desde la Secretaría de Agricultura y Ganadería busca integrar la producción con esquemas de valor agregado y exportación, donde el café es uno de los productos insignia junto con el cacao y la miel.
El gobernador Ramírez ha sido claro al señalar que la Nueva ERA de Chiapas debe traducirse en bienestar tangible para las comunidades rurales, y el café representa una vía directa para ello.
En un contexto global donde los consumidores demandan trazabilidad, comercio justo y sustentabilidad, el café chiapaneco posee atributos que pueden aprovecharse mejor si se consolidan alianzas público-privadas y se fortalecen las cadenas de comercialización internacional. Un marco arancelario favorable en Estados Unidos podría ser el detonante para escalar esta transformación.
Sin embargo, también es necesario reconocer los desafíos. La reducción de aranceles no garantiza, por sí sola, un aumento sostenido en los ingresos de los productores. La capacidad de respuesta del sector mexicano dependerá de su infraestructura de exportación, la eficiencia logística y la articulación entre los niveles de gobierno.
La competencia brasileña seguirá siendo intensa: sus costos de producción más bajos y su política de cobertura cambiaria les permiten sostener precios agresivos. México, por su parte, debe apostar por la diferenciación, la calidad y la narrativa del origen.
En los próximos días, cuando el Departamento del Tesoro estadounidense precise los alcances del alivio arancelario, será fundamental que México reaccione con información, planeación y diplomacia económica.
El reto consiste en convertir un anuncio externo en una estrategia interna de desarrollo regional. Si el Estado mexicano, de la mano con los gobiernos locales y las organizaciones productoras, logra aprovechar esta ventana, Chiapas podría convertirse nuevamente en un referente del café latinoamericano en el mercado de Norteamérica.
En suma, el anuncio de Washington no solo refleja la reconfiguración de la política comercial estadounidense, sino que ofrece a México —y particularmente a Chiapas— una oportunidad para reforzar su presencia en un mercado clave.
Bajo el liderazgo de Eduardo Ramírez y con una visión integral que combine innovación, capacitación y justicia social, el café chiapaneco puede trascender el ámbito de la exportación para convertirse en símbolo de desarrollo sostenible y orgullo nacional.