03/08/2025
A pesar de ser visitados por miles, hay lugares que siguen guardando un alma que no se deja fotografiar fácilmente.
Bali no es un secreto, lo sabemos. Es turística, sí... como lo son tantos rincones del mundo que se han vuelto espejos del deseo de otros.
Pero también es poesía: en la manera en que el incienso se mezcla con el aire, hasta en los rincones menos esperados; en la sonrisa amable que te ofrecen los lugareños sin pedir nada; en los papalotes que bailan alto en el cielo, como si cuidaran el alma del lugar.
..y si quieres alejarte del ruido del turismo comercial, siempre encuentras algo asombroso.
La que aparece detrás de mí no es la puerta del templo más famoso — no hay filas, no hay espectáculo.
Pero hay silencio, hay mar, hay viento, hay belleza y hay algo más valioso: ese instante en que sabes que estás exactamente donde debías estar.
Agradezco no haber cerrado el corazón con frases como:
“Bali ya está demasiado cambiado”, “Bali ya no es lo que era”.
Todo está cambiando. En México, en Vietnam, en cada rincón del planeta.
Pero también hay algo que resiste:
la calidez humana,
el arte de recibir,
el deseo de compartir lo sagrado.
Ojalá esta isla preserve su luz.
Ojalá sigamos aprendiendo a mirar —y a buscar— más allá de los clichés.
Ojalá siempre haya alguien que nos reciba con una sonrisa que nos haga sentir, por un momento, en casa.