03/12/2025
Hace un mes me llevaron un paciente que tenía historia de fiebre de predominio nocturno, ataque al estado general, pérdida de más de 20 kg de peso, alteraciones neurológicas y pérdida de la fuerza muscular, además de la aparición de múltiples lesiones en la piel. Los familiares hicieron lo que la mayoría haría, acudir con un médico de primer nivel, de una farmacia (de edas con un panzón bailando ennoa calle); la doctora, quien no solo era obvio que no tenía ninguna experiencia adecuada, pero que además no tenía la decencia de decir “no tengo idea, vaya a ver a alguien que sí sepa”, se atrevió a decirle que las lesiones y el cuadro eran clásicos de un lupus. A ver, 1) hombre, 2) mayor de 60 años, 3) sin antecedentes familiares, 4) sin ningún dato clínico de lupus. Lo peor?, le dio tratamiento con inmunosupresores. OBVIO, el paciente empeoró, y todavía regresaron con ella, y mantuvo su postura. Cuando me lo llevaron, estas fueron las lesiones “clásicas de lupus” (la foto es de internet, no pude pedirles autorización para fotografiarlo), le encontré datos de candidiasis oral (ella les dijo que eran aftas por el lupus), y la saturación de oxígeno era de 90%. Los resultados de laboratorio con linfopenia severa, ELISA positivo, y antinucleares negativos.
Pues bien, hoy me avisó la esposa que había fallecido.
En serio, no se vale, no debemos jugar a ser Dios. En primera, como médicos tenemos la obligación de estudiar diario y saber qué ofrecerle a nuestros pacientes; pero sobretodo, si no sabemos, es indispensable que lo enviemos de inmediato con alguien que sí pueda saber, debemos ser honestos, debemos recordar nuestro principio básico de “primum non nocere” (primero no dañar), y darle la mejor opción a nuestro paciente, en lugar de querer a fuerzas que el paciente se quede con nosotros.