16/05/2018
Para saber si un paciente está listo para volver a trabajar, una de las pruebas que se realizan tras recibir el alta hospitalaria es la prueba de esfuerzo, con la que se determina tanto la forma física como la situación cardiológica. Con los resultados de la prueba y un análisis del puesto con el objetivo de averiguar si requiere un esfuerzo físico elevado, manejar maquinaria ligada a un carnet especial o asumir una alta responsabilidad, se emite el informe, en el que también se tienen en cuenta factores psicológicos.
Lo habitual es que, si todo va bien y las condiciones del puesto lo permiten, los pacientes se reincorporen a su empleo entre cuatro y seis semanas después del infarto. Los programas de rehabilitación cardiaca tiene una duración algo mayor -en torno a 8 o 10 semanas-. Pero para que no supongan un obstáculo para la reincorporación laboral en caso de que el especialista haya determinado que el paciente ya puede retomar su empleo, los horarios se adaptan de forma que no interrumpan la jornada de trabajo. De esa forma, el paciente puede enfrentarse a situaciones ante las que puede requerir el consejo de su médico, y dado que aún está en el programa de rehabilitación, el especialista podrá resolver rápidamente sus dudas.