15/09/2025
● La Danza de las Olas:
Las olas van y vienen, como las mareas de la vida. Llegan con fuerza, se retiran con suavidad, y en su movimiento constante, nos recuerdan que nada es permanente. Así como contemplamos las olas, debemos contemplar nuestra realidad. No podemos aferrarnos a lo que se va, porque en ese intento de retener, nos perdemos en la lucha y olvidamos el fluir natural de la vida.
Soltar es un arte que requiere sabiduría y valentía. Es dejar ir lo que ya no nos pertenece, lo que ya no nos sirve. Es permitir que las cosas sigan su curso natural, sin resistencia ni lucha. Porque cuando nos aferramos a algo que se va, nos estamos aferrando a la ilusión de control, y olvidamos que la vida es un río que fluye constantemente.
Incluso la roca más dura puede ser moldeada por el agua. La persistencia y la suavidad del agua pueden erosionar la piedra más resistente. Así es la vida. Las circunstancias y las situaciones pueden parecer inamovibles, pero con el tiempo y la perseverancia, pueden cambiar. Y nosotros, como el agua, podemos moldear nuestra realidad con nuestra actitud y nuestra perspectiva.
El fluir natural es la esencia de la vida. Es el movimiento constante y armónico que nos permite crecer y evolucionar. Cuando nos resistimos a este fluir, nos estancamos y nos perdemos en la frustración y el dolor. Pero cuando nos rendimos al flujo, nos encontramos con la paz y la libertad.
Para vivir en armonía con el fluir natural, debemos estar atentos y expectantes. Atentos a lo que está sucediendo en el presente, y expectantes de lo que vendrá en el futuro. Porque cuando estamos atentos y expectantes, podemos ver las oportunidades y los desafíos que se presentan, y podemos responder de manera adecuada.
Y cuando algo se va, no debemos preocuparnos por lo que vendrá después. Porque algo nuevo llegará, y pronto. La vida es un ciclo constante de nacimiento y muerte, de llegada y partida. Y en este ciclo, encontramos la oportunidad de crecer y renovarnos.