30/11/2025
El amor no se dice, se cuida.
Dicen que el pingüino, cuando elige, no busca una pareja perfecta, elige a quien quiere cuidar.
No por una temporada cómoda, sino por un viaje desafiante.
No por lo que recibe, sino por lo que construyen juntos.
Porque en su mundo, la fidelidad no se grita: se demuestra.
Cuando el pingüino ama, se queda.
No escapa cuando llega el frío.
No se marcha cuando el viento sopla fuerte.
Se mantiene firme, al lado del otro.
Caminan largas distancias, enfrentan la nieve,
y cuando llega el momento, no se turnan por obligación, sino por amor.
Uno cuida el huevo, mientras el otro busca alimento.
Y cuando se reencuentran, no hay reproches: hay ternura.
Comparten el peso, comparten la espera.
Porque saben que amar no es solo estar. Es sostener, abrigar, proteger lo que crearon.
Y si la tormenta llega, no se culpan, no se sueltan.
Se acercan más, se apoyan pecho con pecho,
y se recuerdan que el calor verdadero
no viene del clima, sino del compromiso.
El pingüino no busca una vida fácil.
Busca una vida compartida.
Una vida donde cada sacrificio tenga sentido,
porque lo hacen juntos.
En un mundo donde muchos abandonan a la primera dificultad, hay quienes, como el pingüino,
eligen quedarse. Y quedarse… de verdad!
