Psicóloga María Luz Gómez

21/10/2025

21/10/2025

Cuando crees amar y cada día que pasa amas menos por que te amas menos.
Nadie puede dar lo que no tiene, pero cuando aprendes a amarte, dejas de mendigar amor.

Relatos de una mujer con herida de abandono, que hace de todo por no ser abandonada y se termina abandonando, pero el alma sabe el camino:
Hice todo el ruido que pude, hablé, grité, expliqué, pedí, insistí, lloré, me humillé, me despedí 1000 veces y esperé a que todo mejorara, pero siempre era lo mismo. De verdad NO queria irme, pero mental y físicamente no pude más.

09/10/2025

En la vida, no siempre elegimos lo que conviene, sino por lo que deseamos que funcione. El tornillo camina con un sacapuntas, y el lápiz con una tuerca… cada uno convencido de que el amor puede más que la lógica.

Pero hay amores que no suman, solo desgastan. Intentamos moldear al otro, forzar lo imposible, callar lo que no encaja. Y así seguimos, creyendo que aguantar es amar, cuando en realidad es miedo a soltar.

A veces la lección más dura no es perder a alguien, sino aceptar que nunca debió estar ahí. Porque en la vida, amar también es reconocer cuándo dejar de forzar lo que jamás iba a girar en la misma dirección.

07/10/2025

Querido yo, siempre habrá tiempo para hablar.

A veces pareciera que llegamos al final, pero justo cuando sentimos eso, la luz del sol vuelve a tocar nuestra ventana. En cada nuevo comienzo prometemos ser feliz, ser más amable con nosotros y no desaprovechar el tiempo.

Algunos simplemente se desvanecen con sus miedos, pero al contrario de nosotros, indagamos demasiado en todo lo que pasa. Querido yo, si vas a insistir por favor, que sea solo por ti.

Insiste en ser feliz.
Insiste en luchar por ti.
Insiste en conocerte más.
Insiste en perder el miedo a intentarlo.
Insiste en no atarte demasiado a lo que sabes que es fugaz.
Insiste en permanecer fiel a ti.
Insiste en conquistar nuevas pasiones.
Insiste en despertar cada día amando la vida.
Insiste en no dejarte vencer a pesar de las caídas.

Toma un respiro, todos los que quieras, todos los que necesites. Aléjate de lo que no te permite estar en paz. Escucha tu música favorita y en esos días en los que vuelvas a sentirte en el limbo, no olvides quien eres.

Y en los días cuando la vida se pinte de gris,
Recurre a tus mejores amigos,
a tu perro o a tu gato,
recurre a tus libros favoritos,
o tus películas.
Recurre a escribirte en una hoja de papel
o mira en tu reloj que la hora sigue su curso.
No te pierdas solo porque has vuelto a caer
en un intento de sostener lo que no te correspondía.

-Alejandro Sequera P
Libro: Querido yo, vamos a estar bien
Disponible en Amazon

01/10/2025

Un hombre de verdad jamás permitiría que la madre de sus hijos la pase mal en la vida.
Porque cuando ella sufre, los hijos también lo hacen —no solo en lo económico, también en lo emocional y lo mental.

Un buen padre no se alegra de verla caer, aunque ya no estén juntos.
Sabe que sus hijos la aman, y que ver a su madre triste o derrotada también les duele a ellos.

No importa si ya no se llevan bien o si hay heridas entre ambos.
Un padre que de verdad ama a sus hijos pone su orgullo a un lado y hace lo que es correcto:
Estar presente, cooperar, cuidar la estabilidad emocional y económica de sus hijos, aunque eso implique tener una relación cordial con quien ya no ama.

Porque cuando un hombre entiende que proteger a la madre también es cuidar a sus hijos, deja de lado el ego y actúa con madurez.
No se trata de ella.
Se trata de lo que ambos trajeron al mundo.
Y de lo que esos hijos merecen.

25/09/2025

CUANDO UNA MUJER AMA A UN HOMBRE HERIDO

Si un hombre no recibió respeto ni afecto de su padre cuando era niño,
a men**o crece creyendo que, sin importar cuánto haga, nunca es suficiente.
No lo suficiente para ser visto.
No lo suficiente para ser valorado.
No lo suficiente para ser amado.

Entonces, cuando una mujer entra en su vida,
llenándolo de atención, ternura y entrega,
él puede no saber cómo recibirlo.

No porque ella esté haciendo algo mal,
sino porque su niño interior aún resuena con el silencio de un padre ausente.

Y entonces ella intenta más.
Ama más.
Se entrega más.
Pensando:
"Si le doy un poco más, tal vez por fin se sienta seguro.
Tal vez por fin se sienta amado.
Tal vez… por fin me vea."

Pero en ese intento…
ella comienza a desaparecer.
No ante él.
Ante sí misma.

Va perdiendo pedazos de su alegría, de su brillo, de su paz…
intentando sanar heridas que no le pertenecen.
Intentando dar un amor que nunca termina de ser recibido,
porque cae en un vacío emocional que él aún no ha sanado.

Querida mujer:
Esto no es tu fracaso.
Esto no dice nada sobre tu valor.
No eres “demasiado” ni “insuficiente”.
Estás amando a alguien que aún no ha aprendido a amarse a sí mismo.

Y tu cuerpo lo sabe.
El cansancio. El estrés. La ansiedad.
Esa presión en el pecho o el n**o en el estómago que te dice que algo no está bien,
aunque tu corazón quiera creer que sí.

Tu cuerpo siempre sabe cuando tu corazón está dando demasiado,
muy rápido, muy seguido.

Querido hombre:
Ella no es solo tu pareja.
Es tu espejo. Tu refugio. Tu hogar.
Pero no puede seguir sacrificando su alma para sanar la tuya.

Tienes que hacer el trabajo.
Por ella.
Pero, sobre todo… por ti.

Sana al niño dentro de ti que necesitaba validación.
Abrázalo. Perdónalo. Ámalo.

Porque cuando sanas, dejas de sangrar sobre la mujer que no te hirió.

Su amor no está hecho para arreglarte—
está hecho para crecer contigo.

Haz que tu presencia sea su paz.
Que tu sanación sea su alivio.
Que tu crecimiento sea la base de un amor que ya no duela.

Porque cuando un hombre sana… su amor se vuelve medicina.