28/11/2025
¿Por qué les gustan tanto a los ?
Estos juegos no son solo una forma de gastar energía; son una "escuela intensiva" para el cerebro y el sistema nervioso del niño.
Aquí te detallo las razones principales, divididas por áreas de desarrollo:
1. El factor "Miedo Seguro" (Regulación Emocional)
Esta es quizás la razón psicológica más profunda. A los niños les encanta la sensación de susto controlado.
La dosis justa de estrés: Al ser perseguidos, su cuerpo libera adrenalina y cortisol (la respuesta de lucha o huida). Sin embargo, como saben que es un juego y que no corren peligro real, aprenden a gestionar esa ansiedad.
La base segura: El concepto de "casa" o "base" (el lugar donde no te pueden atrapar) es vital. Les permite practicar el alejarse de la seguridad, enfrentar el "peligro" y regresar a salvo. Es un ensayo de la independencia.
2. Instinto y Evolución
Biológicamente, estamos programados para practicar habilidades de supervivencia.
Depredador vs. Presa: El juego permite alternar roles. Ser el perseguidor satisface el instinto de caza y poder; ser el perseguido satisface el instinto de autopreservación y evasión.
Poder y Control: Los niños suelen tener poco control sobre sus vidas (los adultos deciden todo). En este juego, ellos controlan su velocidad, su dirección y su estrategia para sobrevivir.
3. Desarrollo Sensoriomotor (Conexión Mente-Cuerpo)
Para alguien interesado en el movimiento consciente, este es el punto clave. El juego de persecución es un banquete sensorial:
Sistema Vestibular: Los giros bruscos, los cambios de velocidad y las caídas estimulan el equilibrio y la orientación espacial.
Propiocepción: Deben saber dónde está su cuerpo en el espacio para no chocar con otros mientras corren a toda velocidad.
Freno Inhibitorio: Quizás la habilidad más difícil. El niño debe ser capaz de correr rápido y detenerse de golpe o cambiar de dirección al ver un obstáculo. Esto entrena el lóbulo frontal del cerebro (autocontrol).
4. Habilidades Sociales y Empatía
Aunque parece caótico, es un ejercicio social complejo.
Lectura de señales: El niño debe leer el lenguaje corporal del otro. ¿El perseguidor va en serio? ¿Mi amigo se cayó y debo parar, o sigue el juego?
Negociación de reglas: "¿Se vale tocar la ropa?", "¿La base es solo el árbol?". Estas micro-negociaciones enseñan democracia y consenso.