05/10/2025
Qué tan lejos puede llegar alguien por amor a su madre⁉️
Ed Gein cruzó todos los límites.
Y lo que hizo después, cambió la historia del terror para siempre."
Imagina una casa en medio del campo.
Aislada. Silenciosa. Cubierta de polvo.
A simple vista, parece una vieja granja olvidada por el tiempo.
Pero al cruzar esa puerta, no entras en una escena de ficción...
Entras en el origen del horror.
Y no cualquier horror.
El verdadero.
El que cambia la historia.
El que da vida a monstruos que luego el cine apenas logra imitar.
Porque este no fue solo un asesino.
Fue una pesadilla con nombre propio: Ed Gein.
El hombre que inspiró a:
Norman Bates en Psicosis
Leatherface en La Masacre de Texas
Buffalo Bill en El Silencio de los Inocentes
Pero lo que hizo Ed Gein fue aún más enfermizo que cualquiera de estos personajes.
Porque él no solo mandaba al otro
Mundo a las personas .
Construía con la muerte.
Una infancia incubada en la locura
Ed nació en 1906, en Plainfield, Wisconsin.
Desde niño vivió atrapado bajo el dominio absoluto de Augusta, su madre:
una fanática religiosa que le inculcó un odio enfermizo hacia el mundo exterior.
Le decía que las mujeres eran criaturas impuras, tentaciones del diablo.
Que el s**o era pecado.
Que todos, excepto ella, estaban condenados.
Le prohibió hacer amigos.
Lo aisló del mundo.
Le enseñó a desconfiar de todo lo humano... menos de ella.
Cuando su madre partió de este mundo, Ed no lloró.
Congeló el tiempo.
Selló su habitación como un santuario, dejándola intacta.
El resto de la casa se sumió en la suciedad y el abandono,
mientras su mente empezaba a descomponerse lentamente, como los cuerpos que luego desenterraría.
El hallazgo que hizo temblar a América
En 1957, tras la desaparición de Bernice Worden —una conocida comerciante local—, la policía fue hasta la granja de Gein.
Lo que encontraron ahí fue peor que cualquier película de terror:
Cabezas humanas reducidas y colgadas como trofeos
Cuencos hechos con cráneos humanos
Sillas y sofás tapizados con piel humana
Guantes confeccionados con carne
Lámparas cubiertas con rostros
Un cinturón hecho con pezones
Y lo más escalofriante: un “traje” completo de piel de mujer, con s3nos y g3nital3s incluidos
Ed no quería solo acabar con la vida de las personas.
Quería transformarse.
¿Asesino… o un niño perdido dentro de un monstruo?
Gein confesó haber desenterrado cuerpos recién enterrados de los cementerios cercanos.
Aseguró que solo mando al otro mundo a dos mujeres.
Pero la cantidad de restos encontrados sugiere algo mucho más oscuro.
Él no mataba por placer, ni por venganza...
Mataba para volver a ser uno con su madre.
Para “vestirse con su esencia”.
Para volverse ella.
El juicio, el encierro… y el silencio
Fue declarado mentalmente incompetente y enviado a un hospital psiquiátrico, donde murió en 1984.
Nunca pidió perdón.
Nunca mostró emoción.
Vivía como si su madre aún le hablara desde el más allá.
Su historia abrió una grieta en la inocencia de la América rural de los años 50.
Y desde esa grieta emergieron los horrores que el cine transformaría en íconos.
Ed Gein no fue solo una mala persona.
Fue un espejo deformado de la obsesión, el aislamiento y la locura.
De las sombras de su mente salieron personajes que el mundo jamás pudo olvidar.
Pero la verdad siempre fue peor que la ficción.
Porque Ed Gein no actuaba como un monstruo.
Actuaba como un hijo obediente.
Y eso fue lo más aterrador de todo.
Lo puedes ver en Netflix,8 capítulos