01/04/2018
¿Para qué necesito aprender a amar? ¿Cómo es que aprendí a amar? ¿Quiénes fueron las figuras de autoridad que me enseñaron a amar? ¿Por qué siendo una persona adulta sigo viejos patrones tóxicos que me hacen infeliz? ¿Por qué siento culpa? ¿Por qué me cuesta ser responsable de las consecuencias de mis decisiones? Entonces digo: “La responsabilidad y la culpa de todo lo que me pase es siempre de los demás”. “Los demás son los responsables de mis desgracias. Asumo que el problema no es mío y me autoengaño.
En este entendido existen factores biológicos, psicológicos y sociales que determinaran la forma en las que la persona se amara y amara.
Desde la postura socrática, el amor presenta un carácter universal.
Nacemos con la predisposición biológica para amar, conjunto de capacidades que han sido acumuladas a lo largo del proceso evolutivo del ser humano, estas capacidades pueden o no desarrollarse, dependiendo del medio ambiente en que nos desenvolvamos, la forma y las características propias de la manifestación de las capacidades es el resultado de la interacción del individuo con su medio.
Amar, es una actitud genuina de preocuparse por el otro, ayudarle a ser mejor en todos los aspectos de su vida, de su ser, desarrollo personal, construcción de su humanidad, realización de su proyecto como individuo único, pero al mismo tiempo perteneciente a una sociedad
Amar es compartir lo mejor de la esencia de mi ser con ese otro, a la vez que él comparte lo mejor de sí conmigo. Compartir los esfuerzos, los espacios, los saberes, las alegrías, los desencantos, los retos, los triunfos, los fracasos.
Amar es cuidarle, procurar su bienestar, cuidarle para que crezca, para que trascienda sus propios límites, para que logre un óptimo desarrollo con los menores riesgos posibles, sin exigir desde luego, que ese otro haga lo mismo por mí, pues el amor es ante todo un acto voluntario, que nace de la firme disposición de dar, no es un intercambio comercial donde doy esperando recibir un pago a cambio
Amor es estar dispuesto a responder a las necesidades del otro sin esperar algo más que no sea su seguridad, su bienestar, su felicidad, es ayudarle incondicionalmente cuando lo quiera.
Amor es aceptar al otro sin importarle cambios, sin obligarle a modelarse a mi imagen y semejanza, sin exigir de manera autoritaria cambios en su forma de ser, sin aspirar a unificar su forma de ser con la mía, sin imponerle un estilo de vida sólo por considerar que mi percepción es mejor que la suya, sin obligarle a aceptar mis criterios.
Los cambios en el ser del otro, a quien amo, deben de venir de una libre decisión. Puedo expresar mis desacuerdos, puedo proponer nuevas formas de ser, a condición de nunca aspirar a imponerlas.
Amor es ayudar al otro a encontrar su plena realización a través de la libertad. Sólo entendiendo la libertad del otro, pero en plena libertad, sólo en completa libertad se puede amar.
Se traduce que el amor, trátese de un hijo, madre, padre, pareja, debe tener las mismas actitudes: libertad, cuidado, respeto, ayuda, responsabilidad, conocimiento, disposición, comprensión, empatía.
Es necesario aprender a amar, y, por tanto, se requiere de una transformación de las prácticas amorosas a través de las cuales se da el proceso de aprendizaje, así como de un proceso educativo centrado en el amor. De lo contrario la persona que no aprende a amar corre el riesgo de caer en una relación de dependencia emocional.
La próxima publicación estará relacionada para no confundir el enamoramiento con el amor.
Gracias por leerme
Elvia Moreno Soto
Mtra. en Psicología Clínica
Cédula Profesional 9218969
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