25/08/2022
LOS 3 RASGOS INHERENTES DE LA MUERTE
Víctor Emi Frankl es el creador de la logoterapia, muy conocido por su libro auto biográfico titulado “El hombre en busca de sentido” relato, elaborado durante su estancia en el campo de concentración n**i.
Una de las grandes aportaciones que Víctor expresa es mencionar los 3 rasgos inherentes a la muerte son: la temporalidad, la finitud y la irreversibilidad; es justo de estos 3 aspectos voy a elaborar un breve comentario.
La muerte como temporalidad.
La temporalidad es una cualidad del tiempo, no es acto, es una secuencia histórica de la materia entre el espacio y el tiempo. En el caso de la muerte es un proceso continuo de morir, por lo tanto, la muerte pasa hacer una condición humana de la vida. Otro personaje y representante de la época del siglo de oro de España: francisco de Quevedo y Villegas describe la temporalidad de la muerte con una pegunta retorica: ¿Cómo puedo morir de repente, quien desde que nace ve que va corriendo por la vida y llega consigo la muerte? Así que lo importante de la temporalidad de la muerte, no es ¿Cuándo?, o ¿Cómo?, no es ¿Dónde?, o ¿Por qué?
Si no como dijera Confucio: “Aprende a vivir bien y sabrás morir mejor”.
La muerte y su finitud.
La idea primaria de la muerte tiene un límite físico sustentada por la idea biológica y naturalista de la muerte, es decir no mueres por siempre, solo mueres una sola vez. Es una idea correcta, la muerte es finita, y precisamente por este hecho es que no obliga a realizar acciones que otorgan sentido a cada momento de la vida y ha nuestra existencia humana. Cabe hacer la pregunta, ¿Vives cada momento de tu vida dándole sentido o significado o solo vives, para sobrevivir?
La muerte y su irreversibilidad; en la muerte una vez llegado el momento no hay forma de retractarse, no hay forma de negarse para partir. Pregunto, ¿Qué pendiente dejas si tu partieras hoy? ¿Dejas algún asunto sin resolver?, ¿Has hecho alguna reparación de daños? El morir te puede llagar de forma sorpresiva, no te avisa, de hecho, y a decir verdad todos los días algo de nosotros muere, un cabello, las células, las neuronas. Es una forma irreversible e inevitable de que el cuerpo nos dice que está muriendo.
Conclusión: “La vida y la muerte depende del cristal con que lo miras”
Saludos. Puede compartir la información si gustan.
ADAN RAMIREZ.
TEÓLOGO Y TANATÓLOGO