04/12/2025
A veces hacemos todo solos, no porque seamos “súper independientes”, sino porque en algún momento aprendimos que pedir ayuda dolía: te ignoraban, te juzgaban o simplemente no estaban. Así que el cerebro dijo: “Mejor lo hago sola y no me arriesgo.”
Te vuelves la persona que resuelve, que sostiene, que no molesta, que no “incomoda” con sus necesidades. Y claro, por fuera parece fortaleza… pero por dentro pesa.
Aquí está la verdad psicológica:
No saber pedir ayuda no significa que no puedas. Significa que tu historia te enseñó a sobrevivir sola.
Pero sobrevivir no es lo mismo que vivir.
La pregunta importante es: ¿Sabes pedir ayuda?