29/09/2025
Querida Ansiedad:
Te reconozco. Has aparecido en mi vida en momentos en que intentabas protegerme, aunque tu forma de hacerlo a veces me paraliza y me roba la calma. Sé que detrás de cada pensamiento acelerado y cada sensación física que me traes, hay un mensaje que todavía no termino de comprender.
Por mucho tiempo traté de ignorarte, de pelear contigo o de disfrazar tu presencia. Pero hoy elijo mirarte de frente y decirte que ya no quiero seguir cargando con todo esto en silencio. No eres mi enemiga, pero tampoco eres quien debe dirigir mi vida.
Te agradezco porque gracias a ti puedo darme cuenta de que necesito aprender nuevas formas de escucharme, de cuidar mi cuerpo y mi mente, y de pedir ayuda cuando la necesito. Entiendo que tal vez sea momento de compartir este camino con alguien que pueda orientarme, alguien que me acompañe a transformar tu voz en un recordatorio de crecimiento y no en un obstáculo.
No quiero que desaparezcas a la fuerza, quiero aprender a convivir contigo desde otro lugar, con herramientas que me permitan sentirme libre, ligero/a y en paz.
Hoy doy un paso hacia adelante: reconocer que abrirme a la ayuda puede ser una manera amorosa de seguir sanando.