15/08/2025
ERRORES EN EL NOMBRE DEL AMOR
Y la amenaza de ser sometidos al juicio más estricto.
Que si los engendramos por amor, que si ocurrió por falta de previsión, que si fue resultado de algo forzado. Sean cuales fueren las circunstancias, la vida prevalece. Los bebés llegan al mundo sin haberlo solicitado y tienen los padres que han de tener.
Sin importar las condiciones en que hayan sido procreados, la mayoría de las madres elegimos tener a nuestros hijos, los recibimos con alegría, o con temor, o con esperanza y los criamos como mejor podemos. Así se integra la familia que se conoce como nuclear: padres e hijos conviviendo. Padres que crían e hijos que crecen.
Y con la llegada de la vida aparece el gran reto: amar, proteger, cuidar, enseñar, formar, educar, moldear a nuestros hijos. Cada quién, según sus recursos y creencias, elige: o darles mucho amor y compañía, o criarlos en valores y disciplina, o trabajar arduamente para que tengan un patrimonio material, y nos encargamos nosotras mismos, o delegamos el cuidado en otras personas… o quizá los dejamos solos…
Al paso del tiempo, la información que abunda externamente orienta a madres y padres sobre lo que es mejor para los niños: prohibir el azúcar, no exponerlos a los cambios de temperatura, evitar que usen tablets y o teléfonos celulares, que no corran ni se muevan porque se pueden caer… todo en nombre del amor.
Los aciertos y los errores van de la mano en el día a día, desde darles pecho a libre demanda, hasta alimentarlos por medio del biberón y etcétera. La lista de aciertos y errores puede ser muy extensa.
Al paso de los años, “tuerto o derecho” como decía mi madre, los hijos crecen y en algún momento de su vida se cae el velo que los hacía idealizar a sus progenitores y los miran más como seres humanos que se equivocan, o que se equivocaron, y entonces empieza el juicio final, donde rara vez se hace una investigación previa. La condena llega por si sola.
La verdad es que el ser humano y la sociedad en su conjunto somos muy complejos. No hay una receta universal para criar bien a los hijos. Solo son experiencias de primera mano que ocurren en el día a día. No hay madres ni padres perfectos. La perfección, en caso de que exista, se puede ver en la vida que prevalece a pesar de todo.
Pero hay un faro que puede estar encendido permanentemente: ese faro es la flama del amor. Cuando tengas dudas, observa dentro de ti esa luz interna que en cualquier momento pueda iluminar los aspectos que necesitas ver para encontrar nuevas rutas cuando las que transitas no son las adecuadas.
Si esto que he escrito mueve algo dentro de ti, sugiero que recites estas frases y las saques desde lo más profundo de ti;
"Yo libero a mis padres de la sensación de que han fallado conmigo.
Yo libero a mis hijos de la necesidad de traer orgullo para mí, admito y permito que puedan escribir sus propios caminos de acuerdo con sus corazones, los que susurran todo el tiempo en sus oídos.”