16/11/2025
Vivimos en un mundo donde todo "debe" tener un fin, un logro, un objetivo concreto... como si la vida solo valiera cuando marcas una casilla más. Pero la neta, no sé si es porque ya estoy más grande o porque simplemente me cansé de esa presión, el caso es que esos objetivos cada vez se sienten más difusos, más lejanos... más irrelevantes.
Hoy me doy cuenta de que lo que realmente importa no es alcanzar algo "grande", sino esos momentos chiquitos: sentirme bien en una conversación, conectar con alguien de verdad, reírme tantito, estar presente. Eso —aunque suene cursi— es lo que de verdad sostiene. Lo demás es ruido.
Y esto me lo han enseñado mis amigos. Sí, esos que a veces son medio feos pero que tienen un corazón enorme... y me consta. Por eso les digo mis amigos: porque sin darse cuenta, sin sermones ni rollos motivacionales, me recuerdan lo que realmente vale la pena.
Felipe García
El Psicólogo Incómodo.