27/10/2025
En el centro de verificación,
entre autos e inspección,
vive una perrita negra,
de mirada y corazón.
A veces ladra fuerte y muerde,
Y observa con paciencia,
los coches pasan, los hombres corren,
y ella… guarda su conciencia.
La Muerte un día llegó,
con su libreta y su guadaña,
pensó: “¡A esta la verifico yo,
porque su alma me acompaña!”
Pero la perrita movió la cola,
y la huesuda dudó un rato:
“¿Cómo llevarme a quien consuela
con solo un salto y un zapato?”
Así que la flaca la dejó,
sin holograma ni infracción,
porque hasta la Muerte entendió
que hay guardianes sin condición.
Y desde entonces vigila el lugar,
entre sombras y motores,
una perrita negra fiel,
que cuida hasta a los verificadores.