20/10/2025
¡Hay que responsabilizarnos por nuestra felicidad! Porque la felicidad es una construcción diaria.
La felicidad no es algo que simplemente “sucede”; es una mezcla de circunstancias, decisiones y características biológicas. Asumir la responsabilidad de nuestra propia felicidad significa reconocer qué parte depende de nosotros: las pequeñas acciones diarias, las relaciones que cultivamos, los hábitos de cuidado personal y la manera en que interpretamos las dificultades.
Tomar responsabilidad no significa culparse por sentir dolor o angustia—la salud mental tiene causas biológicas y sociales reales—pero sí implica recuperar cierto control: elegir actividades que nos nutran, pedir apoyo cuando lo necesitamos, limitar comparaciones dañinas y practicar hábitos que favorezcan el bienestar (sueño, movimiento, conexión social, propósito). Estudios de psicología positiva muestran que una proporción notable de nuestro bienestar se puede modular mediante actividades intencionales; por eso invertir en hábitos deliberados produce resultados reales con el tiempo.
Si sientes que la tristeza o la ansiedad te desbordan, buscar ayuda profesional no es falta de responsabilidad: es una elección responsable hacia tu bienestar. La verdadera autonomía emocional incluye usar recursos (terapia, redes de apoyo, descanso) para sostenerte mejor. Al final, responsabilizarnos de nuestra felicidad es un acto cotidiano: pequeños pasos repetidos que, sumados, cambian la dirección de nuestra vida.
Ref. bibliográficas
Lyubomirsky, S. (2011). Investigaciones sobre actividades intencionales y felicidad. PMC
Kesavayuth, D. et al. (2022). Locus of control and subjective well-being: Panel evidence.