24/10/2025
“Yo llegué a Estados Unidos sin hablar inglés, sin contactos, sin dinero… pero con una obsesión: no volver a sentirme invisible nunca más.” 💄✈️
Nací en Rumania, en medio de un régimen comunista donde los sueños se escondían, no se compartían. Estudié arte, pero la vida me llevó a trabajar como esteticista. Cuando mi esposo me dejó, tomé a mi hija de 6 años y huimos a California. Dormimos en un cuartito prestado, y mi mayor lujo era un café compartido entre dos. La pobreza no me humillaba, lo que dolía era que nadie notaba que existíamos. 💔☕️
En un pequeño salón de belleza, empecé a hacer cejas… sí, solo cejas. Nadie entendía por qué me obsesionaba con su forma. Pero yo veía rostros apagados encenderse con una buena mirada. Inventé mi técnica del “Golden Ratio” inspirada en el arte clásico, y poco a poco, las celebridades empezaron a llegar. Pero nada fue fácil: hubo días que no tenía para pagar el alquiler, días donde lloraba en silencio mientras limpiaba brochas. 😔🖌️
Hasta que un día, Oprah entró por la puerta. Salió feliz… y al día siguiente mi nombre estaba en todas partes. Fundé Anastasia Beverly Hills con miedo, con temblores, pero también con una determinación salvaje. Cada producto que lancé era una promesa a esa mujer rota que fui, de que nunca más se sentiría invisible. ✨💼
“No se trata de vender maquillaje. Se trata de darle poder a quien se lo han quitado con miradas, con desprecio, con olvido. Mi historia no es sobre cejas, es sobre dignidad.” 💪❤️
— Anastasia Soare