04/09/2025
Últimamente, el término "narcisista". Se ha convertido en un "cajón de sastre" donde se mete a cualquier expareja que nos hirió, nos defraudó o simplemente no cumplió con lo que esperábamos.
El Trastorno de Personalidad Narcisista (TPN) consiste en una sobrevaloración de la importancia personal, con una mayor dirección del afecto a uno mismo que a los demás, y donde a su vez se espera el reconocimiento por poseer un valor
único y especial. En cuanto a la epidemiología de este trastorno, ocupa aproximadamente el 1% de la población en
general. Resulta gracioso que la mayoría de las ex parejas hoy en día resulten con ese diagnostico.
No es un adjetivo para alguien que fue egoísta, inmaduro, que nos fue infiel o que no supo amarnos como necesitábamos. Si etiqueto a mi ex como "un narcisista", externalizo todo el problema. Yo fui la víctima de un monstruo patológico. Esto cierra la puerta a la autocrítica, a preguntarnos: ¿qué patrones míos me llevaron a elegir y mantenerme en esa relación? ¿Qué expectativas poco realistas puse sobre otra persona? La terapia debe ser un espacio para entender nuestra parte en la dinámica de la pareja, no solo para señalar la del otro.
Es una injusticia diagnóstica: Diagnosticar a alguien sin evaluarlo, solo por el relato de una de las partes, es antiético.
Seamos extremadamente cautos. Nuestra labor es escuchar el dolor del paciente y ayudarle a entender la dinámica relacional, no darle un arma diagnóstica para que la use contra su expareja.
No caigamos en la moda de patologizar cada conducta humana indeseable. A veces, una relación fallida es solo eso: dos personas que no supieron, o no pudieron, amarse bien. Y de eso, también se sale con terapia, pero con una terapia seria y responsable.