03/07/2022
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En el último trimestre, la placenta comienza a secretar una hormona liberadora de corticotropina, o CRH, que le permite a la madre manejar mental y físicamente cantidades extremas de estrés; en el momento del nacimiento, la mayoría de las madres tienen niveles de CRH[1] hasta tres veces superiores a los que tenían antes del embarazo (o lo que nos gusta llamar la hormona del superheroe.
La capacidad de realizar múltiples tareas, superar problemas y descubrir nuevas soluciones cuando surgen obstáculos son habilidades directamente afectadas por las hormonas CRH.
Cuando nace la placenta, el sistema de retroalimentación que regulaba la producción de la hormona se interrumpe y la madre se queda solo con la producción de CRH del hipotálamo. Debido a esto, las madres en el posparto tienen niveles bajos de esta hormona que combate el estrés, lo que las hace más vulnerables a la depresión y menos capaces de desempeñarse bien bajo estrés.
Estudios del Instituto Nacional de Salud han encontrado que consumir la placenta estimula y estabiliza los niveles de CRH. El endocrinólogo George Chrousos, quien dirigió el estudio de los NIH, concluyó que dado que la placenta contiene grandes cantidades de CRH activa por vía oral, ingerir la placenta estabilizará los niveles de CRH, lo que resultará en "una vida emocional más estable para la madre".[2]
[1] Chrousos, G. "Melancolía posparto: depresión posparto atribuida a niveles bajos de hormona liberadora de corticotropina después de que la placenta se ha ido". Breve Bnet., 1995.
[2] Makrigiannakis A, Zoumakis E, Kalantaridou S, Chrousos G. "CRH endometrial y placentario como reguladores de la implantación de embriones humanos". Revista de Inmunología Reproductiva. 62(1-2), 2004, págs. 53-9.