20/03/2015
NOTAS DE INTERES GENERAL:
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Los cirujanos mexicanos han comenzado a especializarse en atender a pacientes que enfrentan secuelas en su cuerpo, principalmente, en piernas, glúteos, cara y pecho, producto de tratamientos que se hicieron en estéticas o clínicas de belleza atendidas por charlatanes.
Es paradójico, pero esos mismos lugares que ofrecen quitar arrugas, levantar glúteos, aplanar vientres y aumentar senos, son la principal competencia desleal a la que se enfrentan los cirujanos plásticos certificados, pero les está abriendo un nuevo mercado de especialización: la microcirugía, para revertir sus errores.
Cada día son más los casos como el de Maricela, una mujer de 22 años a la que le quemaron las piernas en una clínica de belleza, en donde le aplicaron aceite de guayacol (aceite de madera y resina). Su idea era que le tornearan las piernas. Pero cayó en un salón de belleza donde le ofrecieron unas inyecciones que la ayudarían, a un precio menor comparado al que tendría con un cirujano plástico.
El riesgo es latente ante la aparición de clínicas y estéticas de belleza, que sin ninguna preparación o certificación, ofrecen estos servicios, a precios accesibles; lo peor es que la autoridad ignora cuántas operan de forma irregular.
En México se calcula que por cada cirujano plástico, de los mil 700 que hay en el territorio nacional, operan de ocho a 12 charlatanes, asegura Adrián Manjarrez Cortes, presidente saliente del Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva A.C., considerado el máximo órgano que certifica a los profesionales de este ramo en el país.
El consejo reporta que de manera oficial se realizan 62 mil liposucciones anuales, pero se estima que se hacen muchas más de manera clandestina o por personas que no tienen la preparación para hacer este tipo de intervenciones: “desde la que corta el cabello, la que hace masaje, el médico general, el médico estético y hasta el que es especialista, pero de otra rama como los ginecólogos, realizan tratamientos”, comenta.
Para Manjarrez los cirujanos plásticos de México se enfrentan a un enemigo cada vez más poderoso: la charlatanería.
“Somos los únicos reconocidos y con estudios de más de 13 años de preparación para modificar el cuerpo humano, pero con mayor frecuencia encontramos a personas que lo mismo ofrecen quitar arrugas o aplanar vientres, sin la menor capacitación y cuidado. Es una batalla diaria contra ellos, usurpan la función, y eso es cárcel”, advierte.
Actualmente, señala, no está regulado quién pone bótox y rellenos, hay una laguna legal ahí, ante la creciente demanda en el sector. Por ejemplo, en 1997 se registraban 750 mil aplicaciones de la tóxina botulínica y rellenos de tejidos blandos, actualmente esta cifra supera los ocho millones y medio cada año.
Fuente: Universal