06/04/2023
Huesera
Película de la directora mexicana Michelle Garza Cervera.
La narración desmitifica los discursos de la maternidad que por años nos han mostrado las películas, coloca en el centro la doble moral social, relacional y personal que romantiza la idea de maternar como un cuento de hadas, y pone sobre la mesa, las diferentes violencias que se entrecruzan y que posibilitan la presión hacia las mujeres para maternar, para mantener el estatus de la familia y como lugar de reconocimiento, porque la idea detrás es: sólo sirves como mujer si te dedicas a maternar.
Pone énfasis en toda la presión para amar el embarazo, en esa idealización y sublimación de los impactos fisiológicos del embarazo, de la descalificación de los malestares y dolores de las mujeres que están gestando y del tabú que sigue envolviendo este proceso.
Coloca además toda la demanda y los deberes a cumplir para "ser buena madre", para llenar las expectativas, y el papel de las mujeres como actoras secundarias de sus vidas desde que comienzan a gestar y que, les acompañará toda la vida, hay una diferencia abismal (la gran mayoría de las veces) entre maternar y paternar.
Retrata muy nítidamente las violencias gineco obstétricas y la visión moral (religiosa patriarcal) que sigue permeando el gremio médico que se sostiene en una anulación de las mujeres en embarazo, porque lo más importante es el embarazo, y en ese proceso, las mujeres pasan a ser infantilizadas (no sabes lo que quieres, se te va a pasar, tienes que comer aunque no puedas comer, etc.), y muestra “la ciencia incuestionable” que tiene prácticas por dogma como recetar antidepresivos como si fueran dulces y favorece la episiotomía sin contemplar los procesos del parto (el parto tiene su propio tiempo y los médicos quieren atender rápido en el sistema capitalista), sin contar que quien “sabe” es quien tiene un papel escolar aunque su práctica deshumanice y cosifique a las mujeres.
Violencia también de las crianzas, que aprenden de sus entornos (sus familias) a quiénes hay que poner en su lugar, en como se puede lastimar a la persona más “vulnerada” porque es lo que todas las personas hacen.
También de la utilización de algunos ejercicios de maternaje para perpetuar un sistema donde la persona “madre” puede violentar a quien sea, incluidas sus crías, porque como ya es madre su papel está cumplido y es incuestionable, y la utilización del maternar como moneda de chantaje y compraventa de resolución de problemas.
Nos cuenta de historias de renuncias mayoritariamente para las mujeres porque ellos siguen con su proyecto de vida, de trabajo y de sueños personales.
Es una película que bien acompañada y de manera reflexiva puede convertirse en un referente indispensable para el acompañamiento (desde las adolescencias hasta personas adultas de cuaqluier edad) y que necesitaría sustituir el video terrorista: de ¡ay, mi piernita! como lugar de reflexión para poner atención a los maternajes arrepentidos, a cuestionar los sistemas pro natalistas y reivindicar los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos. No es una historia de terror, el terror está afuera con las realidades de violencias que replicamos sin cuestionar y con los pocos cuestionamientos sobre las formas y razones por las que seguimos teniendo crías.
Maka Colectiva
Karla Barrios Rodríguez
Aurora Avila Olazcoaga