31/05/2025
Ayer en nuestra plática sobre los nos preguntaron si es necesario que alguien más te los lea o si uno mismo puedo hacerlo. Si bien es cierto que existen meditaciones gratuitas, así como material en la red para aprender esta técnica, el mensaje recibido no es tan contundente y te voy a decir el porqué: porque una sesión de Registros Akáshicos es como cuando después de que tu mamá, papá, hermanos, esposo, amigos y gente cercana te dicen “Deberías hacer “x” o “y” cosa porque se te da bien” o “Deja ese trabajo/persona/hábito tóxico que te hace daño” y tú no entiendes o no te animas… quien te lee los Registros es como el fulano con quien interactuas poco, pero te dice lo mismo y entonces lo consideras ¡a pesar de que todo el mundo ya te lo había dicho! (porque sí, así somos de incongruentes y solo así nos “cae el veinte”). El mensaje que te da una persona que no te conoce ni sabe el contexto de tu historia, pero te ayuda a confirmar lo que ya habías considerado antes (un sueño, un proyecto, una habilidad, una enfermedad, una herida emocional, un acontecimiento importante, etc.), te sorprende y te preguntas ¿cómo podría darme esa información si no sabe nada de mí, si eso no se lo he contado a nadie?, puede ser impactante y, por ello, es más probable que tenga un mayor efecto para decidirte a hacer algo al respecto.
En lo personal, a mí me gusta más recibir mensajes de mis canalizadores de confianza porque son contundentes y son mis propios guías los que hablan a través de ellos. Cuando la información me resuena, detonan alguna emoción, me gusta que me sorprendan y me impacta positivamente, algo dentro de mí cambia para bien. Es lo mismo que yo busco para mis consultantes: apoyarme tanto de los maestros y amados ascendidos, como de sus guías espirituales, conectar con su alma, que les mueva algo en su interior para hacer más fácil su proceso, porque a este mundo se viene a experimentar amor, felicidad y abundancia, cada uno de nosotros tiene ese poder.
Si estás listo para recibir el mensaje de tu alma, aquí te espero.
Tu amiga, Adriana Perea.