28/09/2025
Finalicemos el ciclo de "frases de .Alicia" con ésta imagen que tanto resuena en mi cabeza desde mis días como estudiante de Psicología.
Desafortunadamente ésta es una carrera y práctica que suele relacionarse con la locura "a terapia solo van los locos".
Me atrevo a decir que en cierto sentido es una frase tan real, puesto que solo quien ha vivido un proceso terapéutico sabe lo doloroso que es enfrentarse al conflicto.
Ver la herida, sentir que no se avanza o que aquello nunca va a terminar, invertir horas y recursos con una fé ciega a no saber si funciona o vale la pena y revisar incontables veces el tema que tanto ha dolido, llorar y entrar en crisis.
Vivir o experimentar todo esto para un día simplemente no saber en qué punto del proceso la herida ha sanado y el cambio sin notarlo llegó.
Ahora bien, hablemos de la otra parte, ¡El terapeuta! Quienes nos dedicamos a la consulta privada tenemos que amar mucho nuestro trabajo para enfrentar el dolor humano precisamente desde la humanidad, convertir nuestras emociones en herramientas y ponerlas a disposición del paciente.
Entender que trabajamos con una vida, sin dejar de lado la teoría, la ética y la responsabilidad. Es pasar horas haciéndole frente al sufrimiento de otro, acompañando desde la paciencia, la ternura, la estabilidad y a veces, desde las reglas.
Es Saber que cada paciente es único, y que a ninguno se le puede dar lo mismo que a otro, puesto que cada uno tiene sus propias necesidades.
Entonces, la locura en éste caso, es estar dispuesto a ver aquello que nadie más quiere ver, lidiar con tantas emociones a la vez y atreverse a ponerlas en la realidad para darles nombre.
En ese sentido es que tanto para el terapeuta como para el paciente esto es un acto de locura, puesto nadie más esta dispuesto a hacerlo.
*No solo de locura, también de mucha valentía 🫶