14/07/2025
Durante su evolución estelar, el Sol agotará el hidrógeno en su núcleo y comenzará a fusionar helio, lo que provocará una expansión descomunal de sus capas exteriores. Este proceso lo transformará en una gigante roja, una fase común en la vida de estrellas como la nuestra. En ese estado, su radio podría superar las actuales órbitas de Mercurio y Venus.
Los modelos astrofísicos predicen que Mercurio y Venus serán inevitablemente absorbidos por la atmósfera solar en expansión. La suerte de la Tierra, sin embargo, sigue siendo un tema de debate científico. Aunque algunos cálculos sugieren que quedará fuera del alcance directo del Sol, la pérdida de masa solar reducirá su gravedad, alterando las órbitas planetarias y posiblemente permitiendo que la Tierra migre ligeramente hacia afuera. No obstante, la fuerza de marea y el rozamiento con la atmósfera solar podrían arrastrarla hacia la destrucción.
Incluso si nuestro planeta escapa a la absorción directa, las condiciones serán tan extremas que la vida en la Tierra será imposible millones de años antes de ese destino. Es un recordatorio de que el universo no es estático ni eterno para nosotros, sino dinámico y en constante cambio.