24/05/2022
Sufren menos las personas que no crean identidades demasiado rígidas y se mantienen ligeras y flexibles, o que toman las identidades como herramientas útiles que las llevan de aquí para allá, y no como cualidades de su ser; que saben, llegado el momento, liberarse sin esfuerzo de ellas. Personas que verdaderamente están cada vez más fondeadas en el ser y menos en su ego, es decir, que no se identifican en exceso con sus roles y funciones, ni los convierten en columnas vertebrales de nada. Afortunadamente, muchas personas sí aceptan las pérdidas y aprenden a desidentificarse, a «morir», a atravesar la puerta del quebranto y la sustracción como una oportunidad para liberarse y soltar el lastre de su identidad, para entrar en otro lugar, en otra vida más auténtica, donde vivir regidas por su esencia más que por su papel.
Joan Garriga
del libro La llave de la buena vida. Saber ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a uno mismo.