03/12/2025
ABUSO SEXUAL INFANTIL
Supervisión Activa: Por qué cuidar a nuestros hijos no es exageración, es prevención
Ayer acompañé a mi hija de 5 años a una fiesta infantil. El salón era grande, con varias áreas de juego, y había alrededor de diez personas encargadas de supervisar (hombres y mujeres). Durante toda la fiesta estuve pendiente de ella: le daba su espacio para disfrutar, pero si cambiaba del brincolín a la mesa de pinta caritas o a cualquier otra zona, yo me movía para mantenerla a la vista.
En un momento, una mamá se acercó para invitarme a sentarme y convivir con los demás adultos. Me dijo: “Ven, siéntate con nosotras, ellos estarán bien”. Y era cierto que la mayoría de los papás estaban afuera fumando, otros conversaban en una esquina, y las mamás estaban sentadas platicando sin mirar realmente a los niños.
Pero mi experiencia profesional me dice algo muy distinto: basta un instante para que ocurra una situación grave.
He atendido a un niño de 5 años que fue tocado en menos de diez minutos por un menor más grande dentro de un salón de fiestas. También acompañé a una niña de 6 años que fue abusada por un empleado del lugar mientras subía a una resbaladilla. Y recuerdo el caso de otro niño, también de 6 años, agredido en un restaurante de comida rápida mientras jugaba en los módulos infantiles.
Estas historias no son excepciones. Son realidad.
Y la pregunta que muchos padres hacen es: ¿por qué, si hay tantos adultos alrededor, siguen ocurriendo estos abusos?
¿Por qué? Aquí está la respuesta:
1️⃣Porque los abusos ocurren en segundos.
La mayoría suceden en menos de 5–10 minutos, en lugares “seguros”.
2️⃣Porque nadie cuida a tu hijo como tú.
Los encargados vigilan lo general, no a un niño específico.
Y otros padres suelen estar distraídos.
3️⃣Porque los agresores buscan momentos de descuido.
Aprovechan rincones, juegos cerrados, baños, túneles o espacios sin visibilidad.
4️⃣Porque la mayoría de los abusadores no parecen abusadores.
Muchos son personas que generan confianza y pasan desapercibidas.
5️⃣Porque supervisar no limita la infancia.
Estar cerca no le quita libertad al niño; le da seguridad.
Supervisión no es exageración: es amor
Cuidar a nuestros hijos no significa invadir su autonomía, sino ofrecerles protección. No se trata de criar con miedo, sino con conciencia. Una vigilancia activa —respetuosa, cercana, presente— puede hacer la diferencia entre un día feliz y un trauma que marcará la vida de un niño.
Nuestros hijos merecen disfrutar. Nosotros merecemos la tranquilidad de saber que están seguros. Y esa seguridad comienza con nosotros.
Del muro de Sexólogo/Psicólogo Jesuita Velázquez Calderón