03/10/2018
Y la semilla dio frutos… aquí mi despedida.
Semilla inició hace tres años con una intención muy personal antes que otra cosa: abrir un espacio para compartir experiencias y vivencias, propias y ajenas que provocaran en el otro un interés personal y genuino de exploración y autoconocimiento que los llevara a buscar encontrarse consigo mismo y su propósito de vida. No sé desde que edad pero la escritura ha sido mi canal de comunicación con los más cercanos y aquellos que tengo y mantengo lejos. Escribir me compromete porque ponerlo en el papel resulta fácil pero en mi caso, al momento que lo hago público me vuelve vulnerable y sobre todo consciente de hacerme responsable por cada palabra.
Detrás de compartir estaba también una intención igual de poderosa: poner al servicio de los demás mi experiencia y mi profesión como psicóloga humanista, generando espacios personales y grupales para promover el desarrollo humano en todos los ámbitos. Lo recibido ha sido innumerable, el acompañar a tantas personas en sus procesos terapéuticos y ver como la determinación, la valentía y el coraje por salir adelante los ha llevado a crecer y tener una vida más plena y activa. Otros tantos se han quedado en el camino, por muchas razones, pero segura de que lo que hicieron hasta ese momento era suficiente y necesario, cada quien es responsable de su propio proceso.
Amé cada paso que di, cada encuentro, cada aprendizaje, cada proceso que se abría y se cerraba con éxito. Me dolieron los procesos que se quedaron a medias, los que no avanzaron, las resistencias propias y ajenas, pero todas sin duda me fueron preparando para el camino que se avecinaba. En los últimos años me estuve especializando en terapia psicocorporal, procesos de duelo y espiritualidad. Esto abrió de manera inconsciente que llegaran a mí pacientes con situaciones de vida muy específicas: depresión situacional, relaciones de apego emocional y violencia psicológica que buscaban de todas formas salir de esos círculos viciosos en que estaban convertidas sus relaciones más significativas. Y se abrió la caja de Pandora…..
De por sí el tema de ser psicólogo (como supongo lo hay en otros campos) viene acompañado de muchos tabúes, preconcepciones, ideas irracionales de los debería ser: por un lado el tener todo fríamente calculado donde los errores no existen, viajando por la vida con una lupa capaz de analizar todo lo que sale al encuentro, donde las equivocaciones son las menos, donde se vive una vida paralela de perfección y se tiene la verdad absoluta sobre el ser humano y las relaciones, donde se deja de ser psicólogo una vez que cruzas la puerta del consultorio. Pero es precisamente lo más importante lo que se nos olvida: Es el misterio de ser humano lo que nos mueve e invita a navegar por caminos más certeros y más compasivos con nosotros mismos. No podemos separar uno de lo otro porque ahí es donde viene el quiebre y se abre camino a la incongruencia y el dolor. POR SUPUESTO, que no ando por la vida siendo psicóloga de todos en todo momento, pero no puedo apartar o alejar de mi lo que mi intuición y mi experiencia me hace encontrarme en mi relación con los otros, no puedo pasar por alto cuando estoy ante situaciones humanas complejas donde está en peligro mi integridad o la de otro ser humano, no es ético ni congruente. Hacerlo desconecta, desgasta y pones en riesgo lo más valioso que tienes. Eso no significa que el respeto y la libertad propia y ajena estén por encima de todo, cada quien es libre de transitar el camino elegido y tampoco cambia mi percepción ni incondicionalidad. ¿Y sabes qué? Con todo y eso que puedas pensar, con las teorías aprendidas siendo psicóloga me tocó vivirlo y hacerle frente a nuevos retos.
Este último año dio un giro de 360 grados, no sólo para mí, sino para mis círculos más cercanos. No hay garantía de nada, la vida se presenta como es, con sus avisos previos y sus imprevistos que quedan fuera de tu alcance, así como tal puedes estar en el día más tranquilo de tu vida y de pronto se avecina la tormenta sin previo aviso llevándose todo lo que encuentra a su alcance. Y no queda más que después de llorar lo perdido, levantarse y empezar a reconstruir buscando que la próxima tormenta sea menos devastadora al tener más recursos para afrontarla, pero sobre todo estar alerta a las señales para que no nos tomen de sorpresa.
Y así terminé un ciclo de vida: cambiando mi estado civil, mi lugar de residencia, cerrando círculos, soltando sueños, ideas, promesas, confrontada con la realidad, con las ausencias premeditadas y aquellas que prefirieron quedarse en la orillita por miedo a arriesgarse, pero con encuentros tan sentidos y tan humanos que se quedaron conmigo hasta el final haciendo uso de su empatía, compasión, comprensión y sobre todo sin poner en juego su integridad.
Por eso parece que tenía tan abandonada esta página pero en realidad estaba en un proceso de mayor crecimiento y transformación, quedándose con una parte de mí lo sembrado hasta ahora pero abriendo el campo a nuevas oportunidades y formas de trabajar por mi y por los otros.
Esta es la razón por la que pondré en una pausa indefinida a Semilla para abrirle la puertas a un nuevo espacio ofreciendo mi acompañamiento profesional a mujeres que se ven sorprendidas ante una ruptura inesperada, y buscan respuestas a los momentos de dolor y confusión que viven y las confronta ante una nueva realidad descubriéndose involucradas en una relación que se volvió tóxica. Compartir herramientas para vivir su proceso de duelo encontrando un nuevo sentido a la realidad que llega sin aviso. Vivir la vida de una manera consciente, tomando a cuestas la responsabilidad personal pero dando al otro la responsabilidad que le toca sin miedo y sin tapujos, ponerle nombre a lo que es retomando el poder perdido en el camino. Aceptar lo que es, lo que viene, transitar el dolor y no crearse ni creerse los cuentos contados.
Hay mucho por hacer en este tema, salir de los círculos de violencia y generar espacios de amores sanos y comprometidos, fuimos creados por y para el amor, que esa siga siendo nuestra dirección. El tema de la salud mental es indispensable, ayudemos a difundirlo.
Si llegas hasta aquí te lo agradezco profundamente, espero que la semilla en ti de grandes frutos y no detengas tus ganas de aprender, de amar y de servir. Si quieres seguirme, conocer de mis nuevos proyectos e involucrarte en lo que hago y transmito eres bienvenido. Te presento mi nueva página y te agradeceré si la puedes compartir, muchas mujeres sufren en silencio y buscan herramientas profesionales, aquí las podrán encontrar.
Te seguiré compartiendo herramientas eficaces de crecimiento y transformación. Te abrazo…