Soy Alejandra Guerrero, una mujer como cualquier otra, con sueños por cumplir y temores que vencer.
Desde niña, por ahí de los años 90, conocí Oriflame, ya que mi mamá solía comprar los productos a sus compañeras de trabajo; miraba los catálogos con mucha curiosidad y entusiasmo, deseaba saber cómo ser parte de todo aquello que me evocaba el hojear un nuevo folleto.
El tiempo pasó: crecí, estudié la universidad... Sin embargo sentía que no estaba completa aún.
Mientras estaba haciendo el servicio social, en el año 2011, descubrí que una compañera vendía los productos, así que comencé a comprarle, hasta que un día, me invitó a entrar al negocio, pues ya conocía los productos y de esta forma podía adquirirlos a un mejor precio.
Asistí a una reunión de oportunidad y ese septiembre, acepté inscribirme sin tener una idea clara de lo que estaba haciendo, mucho menos de lo que esto significaría en mi vida.
Estuve activa unos cuantos meses como consumidora, había intentado invitar a algunas de mis amigas así como a miembros de mi familia sin éxito alguno.
Llegó 2012 y con él la realización de uno de mis más preciados sueños entonces: trabajar en un campamento de verano en Estados Unidos; estuve fuera de México sólo 2 de los 4 meses que había planificado, volví deprimida y sintiéndome una fracasada por qué sí, no resultó como yo esperaba.
No tuve animo suficiente para continuar puliendo mis habilidades (Mismas que desconocía) de liderazgo y ¿porqué no? De autoestima.
Simplemente, perdí el enfoque y el entusiasmo, no solo para esto, sino totalmente.
Con el pasar de los meses comencé a buscar otras oportunidades académicas y laborales, sintiéndome un poco más animada y segura, (lento pero con paso firme).
Aunque me había separado completamente de todo lo relacionado con Oriflame, sabía que en algún momento de mi vida debía retomarlo nuevamente, y me decía a mi misma que volvería apenas estuviera completamente lista.
Transcurrieron los años y poco a poco comencé por retomar actividades que durante un largo periodo de tiempo deje de lado, la actividad física principalmente, algo que también ha sido complejo para mi por mi condición médica.
Durante mis rutinas matutinas de trote, en 2016, conocí a un caballero muy amable quién se sintió atraído por mi auto entonces, un stratus 99 color blanco.
Así fue como iniciamos una conversación, me contó que él y su familia eran parte de Oriflame, incluso que sus hijas ya eran diamante, le respondí que yo ya había estado antes y que no lo había sabido hacer, que en ese momento no me sentía lista para volver y posiblemente después.
A inicios de 2019, recibí el mensaje de una tía mía, diciéndome que había emprendido un negocio nuevo y me invitaba a unirme. Inmediatamente supe que se trataba de Oriflame, al inició dudé, y me repetía a mi misma que tenia mucho miedo, que no me atrevía aún. Lo medité un largo rato y después de darle varias vueltas al asunto, llegué a la conclusión de que tarde que temprano lo iba a hacer, así que para qué andar con más rodeos.
¿¡Cuál sería mi sorpresa!? Que al llegar a esa reunión de oportunidad, reconocí, que me estaba integrando en la misma red del hombre que había conocido años antes, y pensé: esta debe ser una muy, muy buena señal.
Como habían pasado 7 años aproximadamente, desde que metí mi último pedido, muchos de los productos ya eran distintos o con ciertos cambios, decidí que comenzaría por consumirlos y re conectarme con ellos y con la empresa.
Cuando recién me integré en 2019, aún había mucho del miedo inicial en mí, como si se hubiera reactivado ese temor que anteriormente no había sido trascendido.
Poco a poco he podido cambiar el miedo por pasión, me he sentido más enamorada de todo lo que significa Oriflame, más allá del producto; me he enamorado de la gente que lo conforma, de todo lo que te brinda y de todo lo que enciende en ti, y de lo que tú puedes ayudar a otros a transformar sus vidas; me comienzo a mirar con otros ojos, más amorosos y compasivos, comienzo a reconocer una mejor versión de mí misma, que gracias a Oriflame, he logrado despertar.
Esta historia, no solo continúa, apenas está comenzando.
Acompáñame a escribirla.