17/11/2025
Las tres máscaras japonesas
Hace poco leí sobre una idea japonesa que me atrapó desde el primer momento: las tres máscaras.
Más que una tradición, es una forma de entender cómo convivimos con los demás y con nosotros mismos.
La primera máscara es la que mostramos al mundo.
La más social, la más educada, la que intenta cumplir con lo que se espera.
En Japón se le llama tatemae: lo correcto, lo que se ve bien, lo que no genera incomodidad.
Es útil, pero no siempre es lo que realmente sentimos.
La segunda máscara es la que guardamos para quienes son importantes.
Amigos cercanos, familia, personas de confianza.
Aquí aparece el hon’ne, que significa “lo que realmente pienso y siento”.
Es una versión más sincera, más vulnerable, más auténtica.
La tercera máscara es la más íntima de todas.
En la cultura japonesa se relaciona con el hara, el centro interior donde guardamos nuestra verdad profunda.
Es esa parte de nosotros que casi nadie conoce: miedos, heridas, deseos, recuerdos que no compartimos con nadie.
A veces ni siquiera con nosotros mismos.
¿Para qué reflexionar sobre esto?
Porque todas las personas usamos máscaras sin darnos cuenta.
Algunas nos protegen.
Otras nos desconectan.
Y algunas nos recuerdan que detrás de todo lo que mostramos… todavía hay más.
Reconocer nuestras máscaras no es para sentir culpa ni vergüenza, sino para entendernos:
Para saber cuándo estamos actuando por compromiso, por miedo o por cariño.
Para identificar quién merece entrar a nuestra segunda máscara.
Y para acercarnos poco a poco a esa tercera máscara, donde vive nuestra verdad más honesta.
Reflexión
No somos falsos por tener máscaras.
Somos humanos.
Lo importante es no olvidar quién está debajo de ellas.