28/05/2025
Un límite busca aprendizaje.
Cuando un adolescente comete un error, muchos padres reaccionan con castigos: quitar el celular, encerrar en el cuarto, gritar o ignorar.
Pero el castigo solo genera miedo, resentimiento o desconexión.
El límite, en cambio, enseña responsabilidad, autocontrol y consecuencias reales de sus actos.
Un límite saludable incluye firmeza, respeto y sentido. Se trata de guiar.
El castigo es inmediato y reactivo.
El límite es pensado, claro y educativo.
EJEMPLO REAL CON EJERCICIO:
Tu hijo no entrega tareas y le va mal en el colegio.
Castigo común:
“¡Te quedas sin celular toda la semana!”
Límite educativo:
“Vamos a revisar juntos qué pasó. Mientras no haya mejora, se reduce el uso del celular para priorizar los estudios. Si te organizas, recuperas tus espacios.”
Ejercicio práctico:
Piensa en una situación reciente donde usaste castigo.
Hazte estas 3 preguntas:
1. ¿Qué quería que aprendiera mi hijo?
2. ¿Lo logró con ese castigo?
3. ¿Cómo puedo transformar ese castigo en un límite con sentido?
HERRAMIENTA PRÁCTICA – Cómo saber si es un límite o un castigo:
Pregunta: Castigo oLímite
¿Lo aplicaste con rabia? Sí (castigo).
No (limite).
¿Tiene propósito educativo? No (castigo).
Sí (limite)
¿Fue negociado o conversado? No (castigo) Posiblemente (limite)
¿Busca reparar o solo controlar? Solo controlar (castigo). Educar y reparar (limite)
CONSEJO FINAL:
No castigues lo que no has enseñado.
Pon límites con claridad y respeto.
No se trata de que tu hijo “sufra las consecuencias”, sino de que entienda lo que su conducta genera.
Educar es sostener, no quebrar.
---